Cap 9- Máscaras I

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Disclaimer: Dachau pertenece a Jayne Stark

Capítulo IX – Máscaras I

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El público se reúne, ansioso e impaciente, observando con esperanza el gran telón de color carmesí; el actor está nervioso, el sudor cae espeso por su frente pero, al fin de cuentas, debe salir a escena para recibir la ovación.

Sin embargo, cuando por fin se abre el telón, la audiencia guarda silencio.

-De buenos ánimos como siempre, Pastor Park.

El hombre, de edad suficiente para poseer una generosa cantidad de fibras blancas sobre su cabeza, gruñe con fastidio e indignación al cruzarse con su mirada perspicaz.

Su brazo, el cual extendió al momento de saludar, permanece vacío e inmóvil.

"Conque esas tenemos" Se dice Chaeyoung de buena gana, convirtiendo su sonrisa fingida en algo mucho más real.

Puede verlo en sus ojos cansados: la odia, y ella lo odia también.

El religioso, aún renuente, estrecha su mano con algo similar a la prisa.

-Si no le importa, sargento, prefiero ir al grano- Carraspea incómodo, mirando a ambos lados como si aquella tarea fuera tan vergonzosa que prefería guardarla en secreto -Tengo ciertos intereses en juego, y supongo que usted también.

-Por supuesto- Responde de inmediato -Las marionetas tienen un propósito que cumplir.

Cierra cuidadosamente la puerta que conduce al exterior, no sin asegurarse cuidadosamente de que nada ni nadie intervendrá el aquella reunión.

Sí el hombre que se sienta en su oficina solo es una marioneta, pero sus hilos están conectados a los poderosos dedos de un titiritero que se sienta en la alta alcurnia alemana como un ave de mal agüero.

Un presagio de lo que está por venir.


“Desde la cima te observo” Parece gritar su propia presencia. “Sé lo que haces y lo que piensas hacer”.

"Nadie lo sabe" Se recuerda "Ni siquiera yo"

Pasa a su lado con la astucia de un cazador, cautelosa, mirándolo de soslayo mientras sus botas hacen eco en la habitación pintada de gris; lo más llamativo en aquel ambiente, la enorme bandera del Régimen Actual, ondea ante la brisa de una ventana entreabierta.

Hace calor, y el lento abanico de techo no ayuda a evitarlo.

-Me alegra saber que ya ha tomado asiento- Finge una sonrisa; el pastor solo se encoje de hombros.

Suspira aliviada.

Por unos momentos imaginó que aquel hombre de semblante aguileño usurparía su propio asiento, esa silla con recubrimiento de piel ligeramente más alta que las demás que ocupan su oficina, la misma que le brindaba cierta superioridad sobre sus invitados. En cambio, la silla que el Pastor Park ocupa está hecha de metal y, de acuerdo a su expresión, es particularmente incómoda.

Toma asiento, irguiéndose y adoptando una convincente sonrisa falsa. Le es difícil ocultar su odio irracional hacia ese hombre cuando en realidad hubiera preferido, sin ceremonia o remordimiento, volarle los sesos de un tiro.

“¿Qué clase de monstruo desea la muerte de una diosa y luego vuelve a su iglesia a recitar un amén?”

Pero no.

Muerde su lengua e intenta borrar cualquier pensamiento que involucre una gota de sangre ajena; debe ponerse su máscara e interpretar su papel a la perfección, debe estrechar su mano en lugar de romper su cuello.

Dachau - [TWICE FIC] (AU) - MICHAENG - 𝙁𝙞𝙣𝙖𝙡𝙞𝙯𝙖𝙙𝙤Место, где живут истории. Откройте их для себя