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A la mañana siguiente despierto temprano. Los últimos días de agosto despiden el verano y le dan la bienvenida al otoño: una de mis estaciones favoritas. Soy amante del clima frío y oscuro. El frío de las mañanas hace que se me dificulte el querer levantarme de la cama. Es como si las sábanas se abrazaran a mi cuerpo y me pidieran que no me vaya, a lo que yo les obedezco y me permito arroparme por otros cinco minutos más.

Cuando logro deshacerme de la pereza y hago a un lado las sábanas para levantarme, busco mi móvil para revisar los mensajes, pero no está en mi mesita de noche y antes de entrar en desesperación, me quedo pensando por un momento en dónde más lo pude haber dejado anoche. Rebusco entre mis sábanas y lo encuentro envuelto en un lado. 

Recuerdo que ayer después de aceptar la solicitud de seguimiento de Christhoper, nos saludamos, pero él tardó en responder y me quedé dormido con el móvil en la mano.

Desbloqueo la pantalla y, efectivamente, hay un mensaje de él.


Christhoperwood: Creo que ya te dormiste.


No dudo en responderle, aunque sé que quizá está durmiendo aún.


Nicolasarnez: Buenos días. Sí, me quedé dormido. 


Esta vez dejo mi móvil en mi mesita de noche y salgo de la cama. Camino hacia el baño para hacer mi rutina de aseo de las mañanas. Cepillo mis dientes mirándome al espejo. Tengo los ojos más grandes de lo normal y la piel tan suave como un bebé porque el dermatólogo me recetó un jabón neutral para frenar el acné atópico que me ha aparecido desde hace un mes.

Me seco con una toalla limpia y salgo hacia mi habitación donde escojo mi ropa de hoy: una polera verde cerrada, un pantalón jean de color negro y zapatillas deportivas blancas. 

De manera rápida bajo las escaleras hacia la cocina en busca de mi desayuno.

—Buenos días, Sigrid —saludo y tomo asiento en la mesa—. Estoy con prisa, ¿tendrás algo para desayunar rápido?

Sigrid asiente y me alcanza un vaso de jugo de naranja y un par de sándwiches recién preparados.

—¿Irás al refugio? —pregunta.

Desde hace un año, en las tardes después de salir de la escuela y en mis ratos libres, me dedico a ayudar a Paul, un amigo que está a cargo de un refugio para los perros y gatos que son abandonados en Portland. Mi labor allí es bañar a algunos perros y desinfectarlos a su llegada.

El refugio de animales, se ha convertido en uno de mis lugares favoritos y a veces traigo los perros a casa, pero a escondidas de papá porque él no es muy amigo de las mascotas.

Solo de los dos, Christhoper © [Completa ✔️]Where stories live. Discover now