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La campana de la escuela nos sobresalta en medio del silencio que había invadido nuestro salón de clases durante la resolución de ejercicios matemáticos

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La campana de la escuela nos sobresalta en medio del silencio que había invadido nuestro salón de clases durante la resolución de ejercicios matemáticos. El grupito que siempre se sienta al fondo, suelta unas risitas mientras chocan los cinco, lo que provoca que el profesor de Álgebra levante la vista hacia esa dirección. Para nadie es novedad que ellos sean los más entusiasmados a la hora de salida.

—Bien, pueden salir y no olviden que los ejercicios restantes los tienen que traer desarrollados para la siguiente semana —indica el docente.

Me pongo de pie y termino de guardar mis cosas en mi mochila para luego ayudar a Molly con las suyas, porque se demora una eternidad. En cambio, yo soy de esas personas que siempre está revisando el reloj y, faltando diez minutos para que toque la campana, comienzo a guardar todo de a poco.

Mientras salimos de la escuela, platicamos sobre un trabajo grupal que tenemos pendiente para la clase de Ciencia, que consiste en armar una maqueta de un ecosistema y explicar cómo influye el cambio climático en él.

—¿Te parece si lo dejamos para la próxima semana? Lo que pasa es que unas amigas me han invitado a una fiesta mañana y quiero disfrutarla sin tener que pensar en tareas. —Hace un puchero con los labios.

Pongo los ojos en blanco, ya es algo común que los fines de semana se los pase de fiesta en fiesta.

—No hay problema. ¿Ahora quién está organizando la fiesta de esta semana? —pregunto, cambiando de tema. No quiero que se estrese si sigo hablándole de cosas académicas.

—Pues, la está organizando unos chicos que son conocidos de mi amiga Dalia. Son de su misma facultad en la universidad. De hecho, estoy yendo porque también asistirá alguien que me interesa y... —Reduce la velocidad de sus pasos, me toma del brazo y se acerca a mi oído para decirme de manera confidencial—: Dios, ¡¿quién es ese chico?!

En un principio no sé de qué me habla. Muy confundido, sigo la dirección de su mirada hasta detenerme en una camioneta blanca que está estacionada frente a la escuela, exactamente al lado de la vereda. Se me empieza a acelerar el corazón cuando mis ojos recaen sobre la figura masculina —la cual reconozco enseguida—, que está apoyada en la puerta del vehículo, con los brazos cruzados sobre el pecho, inspirando una pose de modelo de Instagram.

Su mirada me encuentra en segundos, levanta las cejas como saludo y una pequeña sonrisa no tarda en aparecer en su rostro.

—Nicolás, ¡¿lo conoces?!

—Eh, sí, es amigo de mi hermano. Creo que ha venido a recogerme —respondo después de haber tragado saliva.

—¿En serio? Está muy guapo. ¿No me lo presentas? —Su desesperación me pone nervioso.

—No creo que le intereses. Tiene novia. —miento en un intento de acabar con todas las expectativas que se puede estar haciendo en su cabeza. Me acerco para darle un abrazo rápido y despedirme—. Nos vemos la próxima semana. Que disfrutes de la fiesta de mañana.

Solo de los dos, Christhoper © [Completa ✔️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora