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Mi mente aturdida me había condenado a vivir en un espacio de profunda oscuridad, flotando en recuerdos inconclusos de una mente ajena. Lo sabía, porque yo nunca había conocido a nadie de los que vi en sueños.

Un hombre viejo con un brazo de metal. Una dama de cabello castaño, acompañada de un fornido caballero de mirada orgullosa. Y lo peor es que al verme al espejo, yo no estaba ahí.

¿Quién era ese niño?

Jadee con fuerza saltando de la silla en donde estaba detenida. Mis brazos y piernas no se podían mover y claramente tampoco tenía mucha fuerza para intentarlo siquiera. Mi cabeza ardía, jamás había tenido un dolor tan punzante en el cráneo, no se compara ni a la vez que Toga me golpeó por accidente.

Toga...

Papá y Toga...

...!

- Toga!

Grité con todas mis fuerzas causando que el dolor de mi cabeza empeorará además de notar una figura de blanco a mi izquierda, sosteniendo un arma mientras me vigilaba.

- Silencio, niñata.

Intenté mirarle bien pero mi vista estaba borrosa, todo iba de mal en peor. ¿Cómo salgo de aquí?

- Líder Supremo, no creo que sea necesario tomar una decisión tan arriesgada, seguro encontraremos-

Lo siguiente que se pudo escuchar es al hombre siendo ahorcado y luego un sonido seco como de un saco cayendo al suelo, luego las compuertas se abrieron y él apareció. Su figura me era aún más amenazante ahora en comparación a cuando estábamos en el almacén.

Se acerca a mí a pasos pesados y rápidos dándome un escalofrío en la espalda, entonces fue que el terror por mi vida y el de mis familiares se juntó en un nudo en mi estómago que por poco me hace vomitar el estómago.

Teniéndolo frente a mi, la silla en la que estoy empieza a inclinarse de tal forma que termina por dejarme recta y de pie, encarando esa terrible máscara de grietas rojas.

- Dime tu nombre.

En un intento de hablar, un chillido salió de mi boca a lo que preferí mejor cerrarla. El guardia a mi lado se aclaró la garganta en un intento de no reír entonces baje la mirada completamente aterrada. Al hombre enmascarado no pareció agradarle el gesto del guardia porque lo próximo que oí fue un grito y un golpe hasta el otro lado de la habitación.

- ¿No tienes nombre? ¿O estás intentando ignorarme?

Negué rápidamente con la cabeza y tanto como pude, me tragué el nudo en mi garganta y comencé a hablar.

- T-Tara... Me llamo Tara, Señor!...

El hombre enmascarado adoptó una postura más relajada al escucharme y comenzó a caminar alrededor mío.

- ¿Señor? ¿Sabes quién soy yo?

Notaba un tono ligeramente diferente en su voz, creo que lo de "Señor" lejos de enojarlo le había confundido. Este cambio de tono permitió que mi tenso cuerpo se relajara y aclarando mi voz le conteste.

- Según vi... Usted manda aquí... Usted mandó a venir a mi planeta y dejo que se llevarán a varios, entre ellos mi Pa-

Medite un momento lo que iba a decir, ¿Sería seguro si le informara de la presencia de mi Papá en esta nave? ¿o la de Toga?

- Me es difícil entender lo que pasa en tu cabeza... ¿como lo haces?

- ¿Eh?

Levante la mirada y frente a mí vi su mano a centímetros de mi rostro, intentaba algo aunque no estaba segura de que. ¿En qué diablos me metí?

De la nada se giró ondeando su enorme capa negra, haciendo que me tensara de nuevo. Dándome la espalda, hablo.

- Soy el Líder Supremo  de la Primera Orden, Kylo Ren. He venido los últimos 3 años viajando a cada Sistema Estelar en busca de alguien para tomar como pupilo, alguien sensible a la fuerza...

- ¿La fuerza?

Se giró hacia mí, notaba un aire relajado de su parte aunque alerta, no se fiaba de mi. Curioso, la atada de manos y pies aqui soy yo.

- ¿No conoces la fuerza?

- Bueno... En el Templo Jedi que había en mi planeta lei un par de libros que la mencionan, pero nunca indagaban en ella, solo eran instrucciones de uso o algo parecido... nunca me interesó saber lo que significaba en realidad...

- ¿En verdad?

Se acercó de nuevo a mi pero en lugar de poner su mano puso su rostro frente a mí, podía sentir como me examinaba, era casi como si escuchara sus pensamientos, no se de donde saque el valor pero sin titubear le pregunté.

- ¿Qué quieres de mi?

- Esa, es la pregunta correcta.

Se alejó y de nuevo ese sentimiento de seguridad se fue con él.

- Te tengo un a propuesta -Dijo mientras se erguía- No podrás salir de aquí sin mi autorización, al menos no viva y no te dejaré ir hasta que haya aplicado una serie de pruebas en ti, eso si no te mueres antes de terminarlas. Si accedes a tomar cada prueba sin chistar, te devolveré a tu planeta sana y salva llevándote tu sable contigo.

Acto seguido sacó el sable que Toga y Yo habíamos encontrado y lo puso  frente a mi. Aun sentía esa fuerza que me conecta a él vibrando a su alrededor, dándose cuenta de el efecto hipnotizante que causaba sobre mí, volvió a guardarlo.

- Si te niegas, te asesinare, aquí y ahora. No pienso perder mas el tiempo.

Encendió su sable color escarlata haciendo que me sobresaltara. ¿Que debo hacer? La idea de pensar que clase de cosas horribles pensaba hacerme me aterraba, pero me aterraba aún más saber que si no hacía nada pronto asesinarán a mi Padre y a Toga. Quiza, solo quiza, si hiciera todo lo que Ren me indicara lo convencería de dejarme ir a mi y a mi familia en paz, incluso si eso significaba dejar el sable con él.

- Acepto... pero por favor, apague ese sable.

Eso hizo y antes de que me diera cuenta las luces se apagaron, dejandome a ciegas, solo alcance a ver la silueta de Kylo Ren girarse hacia mí antes de que la compuerta se cerrara tras de él. Mi misión a partir de ahora: no morir a manos de Kylo Ren.


Perdonen el retraso, no me había sentido muy inspirada. Pero como prometí, no dejaré este proyecto inconcluso.

- Sam

[[ C r a c k e d ]] (Kylo Ren)Where stories live. Discover now