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(OMNISCIENTE)

Poco a poco salieron del trance, bajaron de las nubes a las que se habían subido, las mariposas en el estómago desaparecieron. Los ojos del otro, aunque jamás lo hubiesen admitido, eran muy lindos, muy llamativos... muy coloridos y llenos de vida. Sus corazones seguían latiendo con fuerza, y, aunque el beso les encantó, aún esperaban que hubiese sido sólo un sueño. 

Los murmullos, el gentío, incluso algunas burlas alrededor de ellos los despertaron del trance en el que se habían metido. Miraron a su alrededor, lleno de estudiantes por todos lados clavando sus ojos en ellos dos. 

Hermione se sonrojó de pies a cabeza, Draco al contrario palideció. Se miraron anonados y sin darse cuenta,  se tocaron los labios que hace unos segundos besaban los del otro. 

Nadie dijo nada, Hermione no sabía qué decir y Draco no sabía prácticamente qué hacer. Se miraron de nuveo.

—¿Nos... nos vemos a la noche?— tartamudeó Hermione — me refiero al... al castigo— aclaró. Draco tragó duro, respiró hondo y sin mirarla contestó:

—Cla-claro que sí... Granger— se limpió el sudor de la cara, se dio media vuelta y tratando de ignorar las miradas se fue por el pasillo. 

Hermione fue el centro de atención por varios segundos, claro, hasta que se dio la vuelta y decidió irse también.

Cuando llegó al dormitorio de chicas se sentó en la cama, vio que aún tenía un pedazo de chocolate que le había dado el profesor Lupin cuando ese dementor la atacó. Se lo comió. Jugó con sus dedos mirando por la ventana hacia el bosque, recuerda haber hecho exactamente lo mismo cuando defendió a Malfoy por primera vez.

Suspiró, tocó sus labios con las manos temblantes que hace unos minutos tocaban los de Draco.

Ella pensó que se arrpentiría, pero luego de ver que uno de sus peores miedos era nunca poder besar a Draco la dejó mal, muy mal. Necesitaba confirmarlo, y, dando ese beso, confirmó cuánto necesitaba sentir sus labios. 

Alguién interrumpió sus pensamientos abriendo la puerta:

— Her-Hermione... Dumbledore te esta buscando— era una de sus compañeras de habitación. Ella asintió y formuló un pequeño: "gracias", la puerta se cerró y escuchó los pasos de la chica corriendo escaleras abajo.

Suspiró.

¿Tan malo era haber besado a Draco? ¿A todos les parecía algo anormal? ¿Por qué la gente no se lo podía tomar bien y ya? Volvió a suspirar. Miró por última vez por la ventana, se levantó, agarró su mochila y, con el corazón aún acelerado, salió de la habitación para ver a Dumbledore. 

En el camino no pudo evitar formar una sonrisa. 


A diferencia de la calma con la que Hermione se tomaba las cosas, Draco no podía estar más desconcertado y alterado. A él jamás se le habría pasado por la cabeza besarla. Pero... ¿Por qué no la detuvo? Fue una pregunta que se formuló en su cabeza mientras corría a su Sala Común. 

Aunque le gustaba llamar la atención, habían formas y formas de hacerlo. Y besando a una chica que había insultado durante años, que había despreciado y de la que se había burlado, y que además era Gryffindor... era una forma muy distinta de atraer atención.

Cuando entró a la Sala Común, Blaise literalmente saltó sobre él, lo tiró sin querer al suelo. Pero como si no le importase lo agarró del braso, lo levantó y le preguntó:

—¿Estás loco?

Draco se safó del agarre bruscamente, no se lo vió venir. Sudaba y jadeaba un poco por la mezcla de nervios y cansancio que sentía en ese momento. Blaise no le quitaba la vista de encima y parecía querer una respuesta, pero no sabía qué decirle. Ni siquera se podía responder sus propias preguntas. 

𝑨𝒎𝒐𝒓 𝑵𝒐 𝑪𝒐𝒓𝒓𝒆𝒔𝒑𝒐𝒏𝒅𝒊𝒅𝒐| 𝑫𝒓𝒂𝒎𝒊𝒐𝒏𝒆Where stories live. Discover now