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(OMNISCIENTE)

Hermione ignoró las cartas de sus padres por los siguientes días, estaba muy triste para responderles. Intentó distraerse estudiando y atendiendo sus clases, pero no pudo, no podía sacarse a ese rubio de ojos grises de la cabeza. 

Draco estaba igual, pensar en Hermione lo atormentaba, sobre todo porque comenzó a recibir advertencias de sus padres, decían que si volvían a enterarse de que estaba siqueira pensando en ella, le iría mal. 

Hermione hacía todo lo posible para mirarlo por al menos dos segundos, pero no, siempre había alguien vijilándolos, siempre había alguien diciéndole que mirara hacia otro lado. 

Estaba harta, de todo, de los profesores, de sus padres, de Hogwarts, de Ron y Harry, de ella misma, de McGonagall... ya no aguantaba a nadie, todos la hacían enrabiar, pues todos intentaban alejarla de Draco Malfoy.

Draco no estaba enojado, estaba triste, ni siquiera se preocupaba de Potter, no le importaba, al ser mejor amigo de Hermione Granger lo único que pasaría era que la recordaría y se sentiría mal. No almorzaba en el Gran Comedor, almorzaba solo, afuera, en el patio. 

Recibía cartas de sus padres, diciendole que tendría que pagar por sus actos, él a eso lo incomodaba, la forma en la que sus padres lo castigaban era muy severa, y sabiendo que algún día tendría que volver a la mansión Malfoy le aterraba. 


...

Finalmente, llegó la navidad. 

Todos los alumnos iban a sus casas con sus familias a pasar la navidad, Draco normalmente iba a su casa a pasar la navidad con amigos sangrepura slytherin de sus padres, y sus amigos del colegio.

Pero ese año no quería ir, tenía miedo, sabía que esa navidad sería distinta a las otras, algo malo iba a pasarle, le iba a ir mal, muy mal.

Hermione fue obligada a volver a casa para la navidad, ella no quería pero sus padres se comunicaron directamente con el director y la jefa de casa, diciendo estrictamente que debía volver sí o sí a su casa. 

Malfoy también estaba atrapado, no había forma de quedarse allí y pasar la navidad en el castillo.

Draco estuvo nervioso todo el viaje de vuelta, quería vomitar, estaba demasiado mareado, tenía náuseas. 

Al llegar a la estación, sus padres lo recivieron con una sonrisa, una sonrisa que le provocaba escalosfríos. Lo trataron bien todo el camino, su madre lo trataba de "cariño", "querido", mientras que su padre solo le sonreía de esa forma que tanto detestaba.

Apenas se cerraron las puertas de la mansión, el ambiente cambió, sus padres se pusieron serios y el enojo que se habían guardado todo el día finalmente vió la luz. Lo miraron con desprecio. 

Se sentaron todos en la sala, en silencio, su padre estaba buscando las palabras correctas para decirle qué pasaría de ese momento en adelante. 

- Dormirás en el sótano, pensarás en lo que hiciste y podrás salir en víspera de navidad cuando lleguen los invitados, sonriendo y sin mencionar a esa sangre sucia con la que te relacionaste- dijo lo último con asco - en el colegio te comportarás como un slytherin de honra, molestarás a los sangre sucia, tendrás notas perfectas, mostrarás tu desprecio hacia ellos para limpiar tu nombre ¿entendido?- Draco no respondió - ganarás todos los partidos de quidditch y honrarás a las serpientes... solo entonces, cuando cumplas todo, volveremos a respetarte, pero por ahora sólo eres un sucio chico que rompió la cadena de slytherins puros en la familia, ¿entiendes?-.

Narcissa asintió seriamente, Draco se quedó callado mirando sus pies, un silencio tomó lugar en la escena. 

- Si no vas a decir nada puedes irte- dijo Lucius. 

𝑨𝒎𝒐𝒓 𝑵𝒐 𝑪𝒐𝒓𝒓𝒆𝒔𝒑𝒐𝒏𝒅𝒊𝒅𝒐| 𝑫𝒓𝒂𝒎𝒊𝒐𝒏𝒆Where stories live. Discover now