Capítulo 6: Las memorias del doctor John Watson

412 41 6
                                    

No te percataste el tiempo que habías pasado leyendo, así que cuando John se disculpo por haber tardado tanto supiste que quizás habían sido unas horas.
El lucía agotado.

Se había quitado su chaqueta negra y solo llevaba puesta una camisa color salmón.
Siempre vestía de manera muy decente, siempre con pantalones de vestir y botas de montaña. A veces llevaba zapatos de charol o casuales.
Se extendió en la silla de tu habitación, lanzando un largo y sonoro suspiro.

—¿Tan mal estuvo?—le preguntaste, cerrando el libro y colocándolo en la mesa de noche.
—Terrible— contestó sin abrir los ojos y dibujando en su rostro una sonrisa cansada— No va a tomar el caso. No estoy seguro de que lo logres convencer.

—¿Crees que de verdad eso busca Mycroft de mi?

—Siempre es lo que quiere, (Nombre)

Querías ayudar de alguna manera a que John se sintiera más animado. No sabías que podías comentar o si sería mejor guardar silencio.
De verdad sentías que le habías provocado pesar.
Si ya de diario John lucía cansado, ahora mismo tenía una expresión como si quisiera perderse en la nada y no saber nada más de nadie.

—Discúlpame, John— Dijiste seriamente.

Solo eso hizo que John enderezará el cuello para verte mejor.
—Has estado muy ocupado gracias a mi.—continuaste— deberías ir a descansar. Puedo arreglármelas sola, me siento mucho mejor.

Y no era para nada mentira. Aunque disfrutabas su compañía, entendías que no habían sido días muy calmados. Quién sabe cuántas horas trabajaba John entre los casos de Holmes y su empleo en la clínica.

—No, (Nombre), discúlpame a mi— te dijo mientras se encorvaba para sentarse en la silla, reposando sus brazos en sus rodillas y entrelazando las manos— No quiero que pienses que estás siento una carga. Nada de esto es tu culpa ¿Entiendes? Estoy bien, he lidiando con cosas peores. Así es Holmes y todo lo que ocurre por aquí.

—Es que... siento que me estoy entrometiendo en tu camino— dijiste cabizbaja.

—No lo haces—te corrigió el. Sus ojos se entrecerraron cuando te sonrió— En realidad...ahora eres parte de nosotros.

Esto último hizo que levantaras la mirada con asombro.
¿A caso John te consideraba ya una amiga?
Esa era la pregunta.

—John, no se que decir...Te agradezco que pienses así—No pudiste evitar sonreír de manera nostálgica.

—No me agradezcas. Disfruto pasar tiempo contigo. —El se incorporó de un salto y se acercó para acariciar tu cabeza de forma amistosa.

Dejaste escapar una leve risa nerviosa.

—¡Hey! Traje algo para ti.— continuó, volviéndose a un mueble cercano para tomar algo y te mostró una bolsa de papel que no habías notado que llevaba consigo.
L abrió y dentro había una cajita de bolsas de té y 2 panes recién horneados.

—Te dije que no te salvarías de una taza de té—bromeó — Ábrela. Escoje uno.
Entonces extendió la cajita de té hacía ti. Tu la tomaste y viste que dentro venían muchos tipos de hierbas.
Había de naranja, jazmín, menta, lima, manzanilla y otros sabores.
Sacaste una bolsita al azar y se la mostraste a John, como esperando que te dijera para lo que podía servir.

—Ahhh, es jazmín es muy bueno para ti ahora.—dijo tomándolo de entre tus dedos— Voy a prepararlo en la cocina ¿Está bien?

—Te tomas muchas molestias— Le dijiste con buenos ánimos.

El se dirigió a la cocina y un momento más tarde volvió con una charola con 2 tazas de te caliente, azúcar, miel y los dos panes

Se acercó a tu cama y recargo la charola en la mesita de noche. Tomo una taza y con una seña te indico que podías tomar la otra.

—Buen provecho—Te dijo guiñandote un ojo mientras daba un soplido a su taza.

Tomando con una mano el plato y con la otra la taza, bebiste sin percatarte que estaba caliente.

Soplaste arrugando el entrecejo y John soltó una ligera carcajada.
—Ten cuidado, a los ingleses nos gusta el te caliente— dijo acercándote una servilleta.

—Eres terrible— bromeaste, mientras pasabas la servilleta por tus labios ardientes— Pero está delicioso.

—No sabía que tipo de té te gustaba, así que opte por la opción de la caja. Así al menos tendrás de dónde escojer cada vez que quieras.

—Gracias. Al menos mi casa ya tiene un toque más inglés— dijiste alzando las cejas— Por cierto, no tuve tiempo de hablarte la última vez sobre lo interesante de tu blog. Creo que jamás me habría imaginado que Sherlock era de esa manera de no ser por la forma en la que narras las cosas.

—Bueno, mi redacción no es tan buena. Pero me alegra que cada vez esté llegando a más personas.

—¿De que hablas? Es increíble— dijiste dejando tu taza en la charola y abrigando los ojos como platos— He de confesar que soy muy fan de los libros de Thriller y suspenso, así que puedo juzgar con buenas bases si un trabajo es bueno. Y el tuyo es definitivamente impactante.

Tu comentario hizo que John se sonrojara. Parecía muy complacido con lo que decías.

—(Nombre), no sabía que te pareciera tan bueno.— Su nariz se torno un poco roja también, aunque podía deberse a la temperatura del té— Definitivamente...debo escribir más seguido entonces. ¿ Cuál fue el que te pareció impactante?

Entonces le contaste como “el gran juego" resultó ser casi fantasioso. Le preguntaste detalles y el te contó con motivación todo lo que había ocurrido.
Hablaron y hablaron un buen rato; John te preguntó sobre tus pinturas, lo que te inspiraba y si planeabas abrir una galería.
Le contaste que muy pronto tendrías que trabajar en una exposición para el museo y debías tener varias obras listas en el plazo de un mes.
Sorpresivamente también hablaron cosas positivas sobre Holmes.

—No tiene corazón de piedra. Aunque quiera aparentar eso— Te había dicho John—Se preocupa por la Sra. Hudson y sus demás allegados. Aunque no tiene tacto siempre que alguien lo consulta da lo mejor de si.
Nunca se ha enamorado, que yo sepa, pero hace poco estoy segura que una mujer llamó su atención.

—¿En serio?— Preguntaste con una risa llena de incredulidad.

—Si— reafirmó John, sacudiendo la cabeza como si el tampoco lo creyera— Se llamaba Irene Adler. Una persona muy complicada. Inteligente y bastante irreverente.

—El uno para el otro— confesaste tú.
John se rió y siguieron hablando un largo rato.

Cuando hubieron terminado John recogió todo por ti y  te dió una rápida revisión para verificar el avance de tu torcedura.
—Bueno, todo parece estar en orden.— dijo cuando notó que tú movilidad ya era casi total— Pensé que te tomaría más tiempo, pero parece que tú cuerpo hace bien su trabajo. Para mañana ya podrás hacer todo por ti misma.

Eso te hizo sentir algo decepcionada.
Si bien querías poder continuar con tu trabajo, te gustó que John te cuidara y te hiciera compañía.
—Gracias por todo, John— le dijiste con nostalgia— Ha sido un placer estar contigo.

John Watson sonrió. Te gustaba mucho cuando sus labios delgados arrugaban sus párpados inferiores cada vez que lo hacía.

—El placer fue mío— te dijo mientras se enderezaba.— Yo...espero verte pronto. Aún no te debes esforzar mucho. Cualquier duda o necesidad que tengas, házmelo saber.

El tampoco parecía con muchos ánimos de retirarse.
Cuando estaba a punto de salir de la habitación, lo detuviste para preguntar:
—¿Oye, John?

—¿Si? ¿Que sucede, (nombre)?— Se detuvo en la puerta con las manos a los lados y los puños cerrados, postura que tenía por inercia.

—A decir verdad...si tengo una pregunta—dijiste levantando un poco la mano— Dijiste que Sherlock Holmes jamás se ha interesado en las mujeres.

—Si, bueno, no totalmente.— Te confesó el, arqueando una ceja— Enamorarse, no lo creo.

—Y tú...—Proseguiste inclinando un poco la cabeza hacia abajo—¿Alguna vez te has enamorado? ...

Caso sin resolver (John Watson x tú)Where stories live. Discover now