3 - TUS PALABRAS DICEN QUE NO, PERO TU CUERPO DICE QUE SÍ.

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DALILA

Raúl sujetó mi nuca y enredó sus dedos en mi cabello para agregarle fuerza al beso.

Por un momento me sentí desorientada al comprender la magnitud del asunto: Raúl me había besado. Y peor aún ¡Yo correspondí a su beso, no lo aparté ni puse resistencia!

Sus manos expertas trazaron un camino de palma abierta subiendo un poco mi vestido. El tacto me quemó, Raúl me quemaba con cada roce. Quería suplicar por aire, pero E sentía tan bien ese lugar que nomás no veía posible la manera de salir de ahí.

Levantó mis manos pegándolas a la pared dejándome indefensa. Soltaba jadeos ¿Sabía jadear? Lo descubrí al sentir la pasión con la que Raúl me besaba.

Pero entonces rompí el momento. No sé de dónde saqué fuerzas, pero tuve que hacerlo. Me separé de él.

Su respiración era igual de errática que la mía. Sus labios se veían rojos e hinchados y aunque el pasillo poseía poca iluminación, observé sus pupilas dilatadas.

¿Cómo reaccionas cuando el hijo de tu mejor amiga te besa tan apasionadamente? No lo supe en ese momento, quedé perpleja analizando cómo era todo posible.

Que Raúl me pareciera atractivo era "normal" pero que yo le atrajera hasta el punto de besarme se salía de las posibilidades. Raúl me consideraba como su tía, o eso creía y yo... bueno, lo había visto como mi sobrino e hijo que nunca tuve; pero mis pensamientos hacia él cambiaron unas semanas atrás cuando lo ví convertido en hombre.

Toda esa maldita locura estaba mal. Yo lo sabía, él lo sabía. ¿Por qué lo hizo? No se lo pregunté.

Raúl seguía de pie a la expectativa de mi reacción.

¿Esperaba una bofetada?

Eso era de doblemoralista; porque no me gustó ese beso. Me encantó, que es peor.

Solté todo el aire que llevaba contenido, me agaché y abrí la puerta de mi habitación. Raúl dió tres pasos dudosos cuando entré y susurró:

-Dalila...

Me asomé -No, Raúl.

Di un portazo y mordí mi labio para ahogar un grito de frustración.

¿QUÉ CARAJOS HABÍA PERMITIDO QUE PASARA?

¿Fue un impulso de él?

No era ninguna ilusa, sabía perfectamente que él no se fijaría en mi para algo permanente, pero ¿Por qué me había besado?

Ahí mismo lo entendí. Porque era la única mujer que él había visto en semanas, con la que compartía un poco más de tiempo.

Mi mente respondió al instante: "¿Eres idiota? ¿No ves que lo has ignorado todo este tiempo? Tal vez no es porque seas la única mujer que ha visto, sabes que el condenado puede tener a la mujer que le dé la gana, sin embargo te besó. Yo que tú, voy y hablo con él a ver qué es lo que quiere".

No sonaba tan mal la idea. Ya no era la misma, ya nadie me cohibía y decía tener un autoestima decente ¡Era momento de alzar mi voz!

Entré al baño para sacar toda la sal del mar, busqué en mis gavetas unas bragas de encaje beige y una pijama de seda.

Normalmente dormía solo en bragas, pero mantener una conversación con Raúl significaba usar ropa.

En frente de su habitación tomé tres bocanadas de aire y giré el pomo.

Sí, normalmente llamas antes de entrar al aposento de alguien, pero siempre fue así, nunca pedimos permiso para ello, así que entré y la fugaz fragancia de su colonia me recibió.

MATAME DE PLACER✔️ [Nueva Edición]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum