11 - CONFESIONES

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DALILA

Santiago abandonó el lugar no sin antes decir que eso no se quedaría así.

Miré a Raúl no entendiendo porqué asumió esa actitud para defenderme y él sonrió intentando tranquilizarme.

-¿Estás bien? ¿Te hizo algo antes que llegara? -preguntó buscando algo en mi rostro.

-Estoy bien. Gracias por defenderme -le di una sonrisa bastante forzada y fui a la cocina.

Sabía que Raúl no se quedaría con mi respuesta, así que me siguió y tomó mi brazo con delicadeza -¿Me dirás qué fue lo que realmente pasó?

-¿Qué pasó de qué? No es nada, pierde cuidado.

Intenté zafarme de su agarre pero lo intensificó -¿Porqué te empeñas en hacerme creer que estás bien cuando no lo estás? Sé que no es por mi que estás mal, es por algo más y quiero saberlo.

-No quiero molestarte con mis problemas.

-No me molestas -sus ojitos negros brillaron de una forma indescriptible.

-¿Por qué haces esto? -me atreví a preguntar-. Es raro.

Giró los ojos -O sea, sí quiero manosearte. Pero también quiero saber cómo estás y romperle la cara a quien se atreva a lastimarte.

Abrí la boca para agregar algo pero luego la cerré.

Demasiada información y cosas que procesar.

-Estaré en mi habitación, necesito pensar -fue lo único que dije.

-Perfecto, pero quiero que estés lista a las tres. Saldremos a dar un paseo.

Asentí y me tiré en la cama a llorar.

¿A quién quería engañar? No había podido olvidar a Santiago a pesar de todas las cosas que me hizo. Ahora que lo pienso bien, lo único que generó ese matrimonio fue dependencia emocional. Mis sentimientos dependían de él y por darle tanta importancia a sus comentarios, le di el poder de edificarme o destruirme. Lastimosamente escogió la segunda opción.

Vi parejas felices dónde ambos se sentían orgullosos y afortunados de tenerse y quería tener algo así de bonito, pero no, cuando el hombre es machista, quiere dos mujeres. La mujer que lo atiende en la casa y la de la calle.

¿Creen que lo material lo solventa todo? ¿Creen que tenerlo todo es que no falte el techo, la comida y la ropa? Digo... ¿Y el amor qué? ¿Dónde quedó?

A eso de las dos de la tarde me puse un jean, una blusa de tirantes blanca y botas negras. Recogí mi cabello en una coleta y le hice ondas.

Raúl me esperó en la sala.

-Mamá llegó en la noche y se fue, solo vino por ropa -comentó ya en el auto.

Asentí mirando por la ventana.

Ese "Solo vino por ropa" lo podía creer Raúl, yo había escuchado algo más, o bueno, alguien más en su habitación la noche anterior.

Llegamos a un parque muy lindo y muy verde con grama artificial, lleno de niños jugando mientras sus papás los vigilaban. Habían vendedores de algodón de azúcar, globos, rosas, comida para los diferentes animales del parque.

Me senté en la grama y Raúl fue por dos helados. Jugueteé con mis dedos, muerta de la expectativa. ¿Por qué me sentía tan nerviosa?

Alcé la vista y expulsé todo el aire contenido. Raúl tenía tanta belleza que te preguntabas si no le daba lastima vivir entre simples mortales siendo él un Dios mitológico Romano.

MATAME DE PLACER✔️ [Nueva Edición]Where stories live. Discover now