15 - ASÍ SE ARREGLAN LAS COSAS

469 65 31
                                    

DALILA

Sentí un fuerte dolor de cabeza seguido de un golpe al chocar contra el frío de la baldosa. Fue tal la impresión por ver a Raúl que perdí el equilibrio.

Desperté varias horas después en la oscuridad de mi habitación. Ya la diadema no estaba en mi cabeza y el vestido fue reemplazado por una bata de seda perlada.

Me senté en la cama tratando de orientarme y distinguí a alguien sentado en el mueble del ventanal mirando la luna.

Intenté levantarme pero la cabeza me palpitó y mi cuello comenzó a arder en calor.

La figura volteó y al ver que ya estaba despierta llegó rápidamente a mi.

-Dalila... -reconocí la voz de Raúl inmediatamente- ¿Cómo te sientes?

No veía muy bien su rostro, mis ojos no se habían adaptado a la oscuridad aún, pero los de él sí y acarició mi rostro. Cerré los ojos al sentir la suavidad de sus manos pero negué y me aparté como un animalito asustado.

-Me duele la cabeza -respiré profundamente- ¿Porqué llegaste así? ¿Quién te invitó? ¿No había quedado claro que no nos veríamos nunca más? ¿No entendiste que no significaste nada para mí?

Encendió la lámpara de la mesa de noche y pude detallar sus facciones. Tenía una barba sin definir, un aire cansado y se notaba que había llorado un poco por el rojo de sus ojos.

-Sabes mentir muy bien, pero la mentira tiene patas y tarde o temprano cojea -acarició mi mano- ¿Era ésto lo que ibas a decirme cuando fuiste a casa?

Limpié mi cara -No sé de qué me hablas. Estás loco.

Me levanté de la cama y Raúl enfocó mi vientre, así que me apresuré a cubrirlo con la mantilla y salí de la habitación. Cuando iba llegando a la cocina me tomó por el brazo.

-¿Cuántos meses tienes? -miré mi brazo sujeto por su mano y me sacudí de su agarre.

-Cuatro meses.

Expulsó aire -¿Por qué sigues mintiendo?

-Eso te digo a ti ¿Por qué sigues fingiendo que te importa? No deberías estar aquí, esta tenía que ser una fiesta bonita en la que compartiría con mis amigos. No tenías que venir y arruinarlo todo.

Abrí el refrigerador y me serví un vaso con agua.

-No me iré de aquí hasta que me digas toda la verdad, Dalila. Estoy harto de creer cosas que no son ciertas.

Respiré -Bien, si quieres saber la verdad te la diré pero te irás de una vez. Tengo seis meses de embarazo, este hijo que espero es tuyo, hoy sabríamos el sexo hasta que llegaste y no se pudo. Todos estos meses me maté la cabeza pensando en las cosas que pasaron y llegué a la conclusión de que no me arrepiento de haberte conocido porque sería arrepentirme de tener a mi hijo aquí. Ahora -lo miré- deberías estar con Sharik, decídete de una vez y trata de mantener las cosas como están. No lo compliques todo más de lo que ya lo has hecho.

Me miró como si hubiese dicho algo que no le cabía en la cabeza -Dalila ¿Cómo me pides que vaya con Sharik cuando aquí estás tú esperando... -miró mi vientre y se arrodilló a abrazarlo. Mi corazón latió a destiempo-. No puedo dejarte sola, no quiero dejarlos solos, necesito estar aquí, ver cómo crece, darle todo y ser el padre que no pude tener para mi.

Mordí mi labio para no derramar ni una sola lágrima y él se aferró a mi vientre. Sentí el impulso de acariciar su cabello pero desistí.

-No tenía pensado alejarte de él al principio, pero me lastimaste con todo lo que hiciste, Raúl.

Se levantó y tomó mi cara en sus manos -Siempre fui sincero contigo, todo lo que te dije fue real, los besos, las caricias, los pocos momentos que compartimos. TODO.

-Ya no es necesario que digas más cosas, ahora la tienes a ella, ve, te necesita más.

-Pero ¿Qué estás diciendo? He estado con Sharik desde que fui a Texas, ahora ustedes me necesitan y no los dejaré. Ella entenderá.

No podía ser tan cínico.

-No voy a consentir eso, no me voy a meter en la mitad. Ve con tu reina, se ve que te ama mucho.

Hizo una mueca burlona -¿Estás celosa, Dalila? No deberías -acarició mi labio inferior con su pulgar-. A ella la quiero -susurró en mis labios-. A ti te amo.

Enredó sus dedos en mi cabello y antes que pudiera retroceder reclamó mis labios en un beso que jamás me había dado. Estaba cargado de sentimientos nuevos y otros que ya conocía. Mis piernas flaquearon y él sostuvo mi cintura con firmeza para no caer. Intenté separarme pero no pude y terminé rendida, doblegada a su merced.

Cerré los ojos sintiendo sus caricias como la primera vez que encendieron todo a su paso y me devolvieron la vida.

Raúl siguió besándome mientras mi mente reseteaba la razón por la que estaba enojada con él. No me importó que tuviera dueña, si se había casado, si pasaron tantos meses. En ese momento, mientras sus caricias tan suaves y besos desarmantes me hacían perder la cordura, acepté que ningún hombre podría hacerme sentir el desbarajuste emocional que provocaba Raúl en mi.

Me depositó suavemente en la cama despojandome de las pocas prendas que cubrían mi desnudez y besó cada parte de mi cuerpo con una añoranza que parecía imposible concebir.

Mis pezones oscurecidos por el embarazo sintieron frío y se volvieron duros. Mis pechos sensible respondían automáticamente a sus suaves caricias.

Mientras besaba mis labios, abrió mis piernas y arqueó, dejándome vulnerable. Su lengua exploró mi cavidad bucal y lo sentí frotar su masculinidad lubricada en la entrada de mi vagina.

Lo introdujo lentamente mientras me besaba, entonces mordí su labio muy fuerte y ahogué un grito -Duele.

Raúl se separó de mis labios, salió levsntemente de mi y quitó su camisa. Se levantó y se despojó de los zapatos, el pantalón y el bóxer.

Retomó su posición y abrió mis piernas suavemente, acarició mis labios -Seré lo más suave que pueda.

Nos echó la sábana encima y me besó mientras me penetraba al compás de una música inexistente. Se movió en círculos removiendo la humedad y lo sentí chapalear en la calidez de mi lubricación. Su temperatura y la mía se mezclaban al compás de los jadeos que lanzaba. Mis tetas danzaban libremente. En ningún momento dejó de besarme, ni siquiera cuando María tocó a la puerta y se cansó de llamarme.

-Debo abrir -dije cuando pude despegarme de sus labios.

Pegó su frente a la mía y fue un poco más duro con sus embestidas -Que se joda el resto, tú eres mía.

Me dieron ganas incontrolables de gemir y tapó mi boca con su mano libre mientras acariciaba mis senos y me follaba deliciosamente entre sábanas blancas.
























Bueno, aquí no me van a reclamar nada :v todo está fríamente calculado ¿Ok?

Denme amor, tengo el capítulo escrito desde hace rato pero no tenía energía eléctrica :( Así que son las 3:25 Pm, guarden esto y verán a la hora que se publica :(

Denme mucho amor, publiqué tres capítulos en dos días Uwu

MATAME DE PLACER✔️ [Nueva Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora