10 - AHORA ES MÍA

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DALILA

Mi piel se erizaba con el contacto de sus labios húmedos contra ella. La suavidad con que me tocaba era desconcertante y extasiante a la vez.

Sentirlo dentro de mi, removiendo la humedad con sus penetraciones indoloras es algo que a ciencia cierta no puedo explicar.

No tuve que hacer mayor cosas, no hubieron posiciones inventadas, ni cuerdas, ni cremas ni nada de esas mierdas pasadas. Raúl solo se dedicó a admirar y conocer detalladamente cada parte de mi cuerpo.

Hubo un momento en el que me sentí cohibida porque encendió la luz queriendo verme y me cubrí, pero con delicadeza quitó la sábana y besó cada imperfección como si fuera lo más hermoso que hubiese visto.

Confieso que no tenía recuerdos de la noche anterior, pero de ese, con todos mis sentidos funcionando, me acuerdo de todo.

Fue tan dulce y suave como no creí posible, me sentí segura, protegida y por primera vez... valorada. Raúl hizo que naciera aquella Dalila soñadora, vigorosa y entregada.

Entonces sentí miedo.

Sí, miedo porque no estaba bien dejarme llevar.

Raúl se acostó y yo quedé al otro extremo de la cama, entonces me jaló -Ven acá.

Recelosa, lo miré ¿Qué se supone que debía hacer después de algo tan... delicado?

-¿Para qué? -pregunté inocentemente.

-Quiero abrazarte -desorganizó su cabello-. Ven.

Apreté la sábana blanca a mi cuerpo y llegué lentamente a su lado, ahí me metí en su costilla, me abrazó y comenzó a acariciar mi hombro.

Sé que está mal lo que voy a decir, pero con Santiago nunca fue así. Después de tomarme como un objeto, él se acostaba a un extremo de la cama y quedaba completamente dormido.

Estar ahí, acostada con Raúl mientras me llenaba de caricias hizo que derramara un par de lágrimas, porque a ver... sí era cierto que mi autoestima estaba un poco decente, pero no sabía cómo reaccionar con respecto a ese idilio.

-¿Ocurre algo? -preguntó Raúl al escuchar mis sollozos- ¿Te lastimé? -tomó mi cara en sus manos y al ver mis ojos, su rostro se crispó en dolor- ¿Qué tienes?

La preocupación genuina de su aspecto me confundió aún más.

-Estoy bien -hablé cuando me calmé un poco-. Ya quiero irme.

Raúl abrió la boca para decir algo, pero luego la cerró, hizo una fina línea con sus labios, expulsó aire y asintió.

Me levanté de la cama para recoger mi ropa interior y cuando estaba luchando para subir la cremallera del enterizo, sentí su calidez en mi espalda.

-Dejame ayudarte -puso mi cabello a un lado y subió la corredera-. Ya está -dejó un beso corto en mi cuello.

Arreglé un poco el maquillaje en el espejo y esperé a que Raúl se pusiera la chaqueta para entrar al ascensor.

Bajando, miré mis manos evitándole.

¿Por qué lo hacía? No lo supe, pero me dolía que él se comportara tan bien conmigo sabiendo que un "nosotros" no era posible. Él tenía toda la vida por delante y yo sólo era una mujer que necesitaba lo que él le ofrecía, pero no era correcto.

La recepcionista le entregó la tarjeta a Raúl y entramos en el auto pero no arrancó enseguida, se quedó viendo un rato hacia la parte izquierda y cuando intenté ver, condujo a toda velocidad.

MATAME DE PLACER✔️ [Nueva Edición]Where stories live. Discover now