4 - LA MEJOR MANERA DE LIBRARSE DE LA TENTACIÓN ES CAYENDO EN ELLA

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DALILA

Mis ojos apretados y manos en la boca para no emitir ningún gemido era lo único que podía hacer.

Mi cuerpo se retorcía de forma inexplicable y todas las sensaciones eran nuevas, las experimentaba al cien.

¿Cómo pude perderme de algo tan delicioso?

Abrí los ojos y observé la figura de Raúl enterrada en mi vagina, lamiendo, succionando y chupando con ganas voraces. Mordí mi puño para ahogar los gemidos.

Enrollé mis piernas en su cabeza y me moví de arriba hacia abajo. ¡Mierda! Raúl me estaba follando con su boca y eso... eso me gustaba demasiado.

Mordí mi labio inferior cuando metió un dedo en mi vagina y sentí eso que le llaman ver las estrellas. Resbalaba en mi humedad con total facilidad mientras seguía torturándome.

Jamás me habían hecho un oral así. Bueno, jamás me habían hecho un oral.

Raúl disfrutaba genuinamente de tenerme gimiendo para él. Se me aguó la boca al punto de querer darle el mismo placer, entonces se lo pedí en un hilito de voz -Quiero...

No fue siquiera una petición coherente. Raúl siguió con su trabajo e introdujo un segundo dedo en mi vagina.

-Quiero... -volví a decir, pero esta vez más suplicante.

Raúl separó el rostro y masajeó mi clítoris con su mano libre mientras yo veía el cosmos al sentir sus dedos. Introdujo un tercero.

-¿Qué es lo que quieres, Dalila?

¡Mierda! Esa jodida voz con el toque de excitación mandó una oleada de corrientes a todo mi cuerpo. Arqueé la espalda.

-Yo quiero.... -incrementó la velocidad y el masaje suave en mi punto más sensible-... Quiero...

No formé oración coherente, pero él captó mi mensaje porque sacó sus dedos de mi vagina y los chupó.

-Me encanta tu sabor. Ahora me follaré esa boca tan rica que tienes.

Jueputa qué rico.

Apoyé los brazos a ambos lados y lo vi quitar su pantaloneta de playa. Tenía puesto un boxer negro que le quedaba divino ¡Carajo! ¿Era que todo en él tenía que estar tan jodidamente delicioso?

Raúl admiró mis tetas con malicia y deseo.

¿De verdad le inspiraba todo eso?

Como un lobo al acecho, tomó mis piernas y tiró de ellas para colocar un par de almohadas debajo de mi nuca. Su pelvis quedó a la altura de mi boca; tomó mis manos y las puso en el borde su bóxer. Temblaba, no sabía qué era exactamente lo que él quería que hiciera.

Se percató de ello y guió mi mano. Bajé el bóxer a la altura de su trasero y al palpar su masculinidad ahogué un grito.

¡Semejante bestia!

Era enorme.

Y no estoy exagerando.

Era grande, gruesa y recta.

Eso no te va a caber.

-¡No! No puedo enfrentarme a esa barbaridad -mi voz sonó agitada- ¿Cuánto mide?

Raúl sonrió, remojó sus labios y acarició mi mejilla con dulzura -21.6 centímetros de puro placer -apretó mis mejillas-. Abre la boca.

No tuvo que pedirlo dos veces. La piel de su pene hizo contacto con la calidez de mi cavidad bucal y ahogó un gruñido. Raúl echó la cabeza hacia atrás y sostuvo de mi cabeza.

MATAME DE PLACER✔️ [Nueva Edición]Where stories live. Discover now