Capítulo 2

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El lunes volví a la escuela y la situación parecía haber cambiado muchísimo. Derek no estaba charlando animadamente con Elliot como era usual, sino que cada uno estaba viendo su cuadernillo de apuntes.

En cuanto me vió sentarme en mi lugar, Elliot le habló al chico que se sentaba junto a mí y éste se fue a donde siempre se sentaba Elliot.

—Hola —me saludó—, le pedí a Benjamin que me cambie el lugar —se explicó.

—¡Hola! ¿Pasó algo con...? —antes de terminar la frase, pude observar cómo el rostro de Elliot se oscureció.

Lo más probable era que hayan peleado por algo y por eso Elliot no quería estar sentado detrás de él, pero seguramente mañana ya estarían mejor. Aún así no podía quejarme, pues me sentía muy feliz de que Elliot se siente junto a mí.

—Esto... ¿No te va muy bien en matemática verdad? —pregunté tímidamente, pues podría creer que me estaba burlando de él.

—No, no puedo entender nada y el profesor me cae mal —dijo seriamente, cerrando su cuadernillo de matemáticas.

¡Esta era mi oportunidad!

—Puedo ayudarte, ya sabes, si quieres —sonreí, deseando con todo mi corazón que acepte.

Elliot se lo pensó unos segundos y luego asintió, volviendo a abrir su cuadernillo de matemáticas al ver al profesor entrar. Mi corazón comenzó a latir rápidamente y oculté mi rostro mirando hacia la ventana, esperando que no haya notado mi expresión.

→∆←

Cuando tocó la campana que anunciaba el descanso, cerré mi cuadernillo y lo guardé bajo mi escritorio. Generalmente pasaba todo el descanso solo, pero en cuanto salí por la puerta del salón pude notar que Elliot venía detrás mío.

—Si quieres podemos sentarnos tras aquel árbol, no suelen pasar muchas personas —sugirió, señalando un lugar en el patio.

Sentí que mis mejillas comenzaban a arder y asentí, agachando un poco mi cabeza para que no viese mi rostro. Si notaba lo nervioso que me ponía al estar con él, creería que soy desagradable y se alejaría de mí, por lo que tenía que empezar a controlar mis expresiones.

Nos sentamos en el césped bajo la sombra del árbol y Elliot se echó, poniendo sus manos bajo su cabeza; me senté junto a él y apoyé mi espalda sobre el árbol, sintiendo la brisa primaveral mover sus ramas.

Ambos nos encontrábamos en un total silencio, pues ninguno de los dos parecía dispuesto a romperlo. Quería preguntarle por qué había discutido con Derek, si así era, pero el parecía no querer hablar sobre el tema.

—Ah, el otro día me dijiste que mido lo mismo que tu hermana menor —recordé, observando cómo sus ojos se abrían y me miraba—. ¿Acaso la conozco? ¿Viene aquí? —pregunté, intentando sacar un tema de conversación y así saber más sobre él.

—Aún no entró en secundaria —dijo riendo, lo que hizo que me avergonzara.

Ahora todo parecía peor: realmente tenía la misma altura de alguien de primaria, ¡qué vergonzoso!

—No te sientas mal, creo que te ves tierno —sonrió, volviendo a cerrar sus ojos.

Mi corazón volvió a acelerarse y mis mejillas comenzaron a arder; por suerte él tenía los ojos cerrados y no podía verme. ¿Ser tierno es parecido a ser lindo? ¿Intentó halagarme? Jamás me habían dicho que me veía tierno.

Si decides querermeWhere stories live. Discover now