Capítulo 16

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Elliot y yo habíamos tenido unos días tan tranquilos y sin ajetreo que parecía un sueño. Había vuelto a casa de mis padres tras solucionar el conflicto de mi relación con el pelirrojo, aunque al volver mis padres habían expresado toda clase de improperios; definitivamente no se esperaban que el padre de mi novio sea su empleador, por lo que todo su plan para separarnos se había ido por la borda.

—Jean Lucas, ¿seguro que no sientes nada por Kai? —insistía mi madre, quien ahora acudía a otro tipo de estrategia muy estúpida para separarme de Elliot.

Me encontraba cocinando, por lo que ella simplemente se sentaba detrás mío y comenzaba a hablarme sin que pudiese hacer algo para impedirlo.

—No mamá —repetí por vigésima vez, cortando los vegetales frente a mí con extremo cuidado para no cortarme nuevamente.

Mi madre chasqueó su lengua y comenzó a caminar por toda la cocina, yendo y viniendo sin parar.

—¿Y qué opinas de Ken? Aunque es un poco reservado —insistió, logrando colmar mi paciencia.

Corté fuertemente una papa debido al enojo y terminé por volver a cortar mi dedo, sintiendo un montón de dolor y observando cómo la sangre salía. Mi madre se acercó preocupada y la hice a un lado, pues era prácticamente su culpa que eso haya pasado.

—No dejaré a Elliot por nada del mundo, así que deja de molestarme —dije completamente serio, lavando mi dedo con el agua que salía del grifo.

Mi madre me miró muy sorprendida y suspiró, resignándose a aceptar mis palabras; me dijo que ella seguiría cortando los vegetales y me indicó dónde se encontraba la valija de primeros auxilios. Subí las escaleras rápidamente y encontré lo que buscaba en el baño, sacando unas vendas y rodeando mi dedo con ellas. Tal vez Elliot se reiría de mí por volver a lastimarme, pero esta vez realmente no había sido mi culpa.

Sentí cómo mi celular vibraba en mi bolsillo y sonreí al ver la foto que aparecía en la pantalla cuando Elliot me llamaba, la cual era una foto de él besándome la mejilla.

—¿Cómo estás?

—Bien, aunque acabo de cortarme el dedo otro vez —suspiré, recostándome sobre la pared del baño.

Escuché una estruendosa risa del otro lado del teléfono y fruncí el ceño, aunque él claramente no podía ver mi expresión en este momento.

—Te extraño, ¿paso por ti mañana para ir al colegio?

Sus palabras lograban que todo mal y enojo abandonase mi cuerpo y mi pecho se calentara de felicidad; vivir un amor como este, tan dulce e inocente me hacía completamente feliz. Jamás creí que Elliot estaría con alguien como yo, pues parecía un chico con estándares muy altos; nunca hay que darse por vencido cuando de amor se trata.

—Seguro, te estaré esperando —sonreí, sintiendo las mariposas revolotear en mi estómago.

Me miré en el espejo del baño y pude observar mis mejillas sonrojadas, avergonzándome por mostrarme así frente a mucha gente. Mi rostro siempre delataba lo que estaba sintiendo, aunque el pelirrojo no pudo percatarse de eso al principio.

—Te quiero.

Yo también —sonreí ampliamente y colgué la llamada, intentando calmar los latidos de mi corazón.

→∆←

El lunes llegó y me levanté de la cama con mucha pesadez. La noche anterior terminé dejando lo que estaba cocinando a medias y mi madre se encargó de terminarlo por mí. La verdadera razón de esforzarme tanto en la cocina se debía a que quería impresionar a Elliot y su familia; Lea me estaba enseñando a cocinar, por lo que practicaba muchísimo en mi casa para poder mejorar.

Si decides querermeWhere stories live. Discover now