Capítulo 9

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ESCANDALADOS DE SOCIEDAD.
“Mis queridos lectores, seria imposibles no relatarles los bochornosos y escandalosos momentos que tuvieran fecha el día de ayer por la tarde en Hyde Park. A vista de todos se vio a cierta señorita ser cargada en el hombro de un vulgar caballero. Todos estamos estupefactos ante semejante comportamiento, mucho más al enterarnos que dicha señorita es nada más y nada menos que la hija menor del reconocido músico, Theodor McFarlan.

Al parecer el matrimonio McFarlan no sabe cómo educar a sus hijas….”

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MAEVE
Un carruaje de parte del duque di Santi había venido a buscar a Evie para llevarla a la residencia de la marquesa Windsor. No tenerla en la misma casa hacia que se sintieran menos tensión entre la familia. Estaba pasando un rato agradable con mi madre, hacia mucho que no compartíamos tiempo juntas y me gustaba estar a su lado. Nayra Berloc como madre siempre se encargó de ponerles atención a sus hijas por igual, le encantaban las diferencias entre ambas y alentaba a cada una a destacarse en lo que fueran mejores.

—¡Maeve! —el grito hizo estruendo en toda la casa. Mi madre y yo nos sobresaltamos al ver a papá entrar colérico al salón.

—¿Theo qué te pasa? —preguntó mi madre consternada pero mi padre tenía su mirada puesta en mí.

—¡Alejandro se atrevió a tratarte como a una vulgar moza frente a todo Londres y se lo permitiste Maeve McFarlan!

—Padre cálmate, las cosas no sucedieron como piensas. —digo intentando defenderme. 

—¿Acaso no te llevó sobre su hombro?

—¡Si, pero…

—Te montó en un carruaje.

—Padre…

—Y no conforme con eso te lleva directo a su casa a la vista de todos. —nunca había visto a mi padre tan colérico —¡Voy a matarlo!

—¡Padre, no!

—¡Padre, si! Lo voy a matar por haber puesto en boca de todos  la  reputación de mi hija. —mi padre estaba hecho una furia.

Él quería sangre y para ser más en específico ansiaba la sangre de Alejandro.

ALEJANDRO
Tenía tanto en que pensar.

Alejandro por años has querido forzarte a querer a mi hermana pero mientras siempre corres a mí. Me lastimas a mí y la lastimas ella con tu indecisión” -las palabras de Maeve seguían apareciendo insistentemente, golpeando la parte posterior de mi cabeza.

Ella tenía razón en todo…

—¡Alejandro! —un iracundo Theo McFarlan invadió mi sala, atrás de él venían Maeve junto a la tía Nayra y mi ama de llaves quien no pudo parar u avisarme de la fiera McFarlan.

En cuestión de segundos mi tío estaba frente a mí mirándome con ansias asesinas. Me lanzó a la cara el periódico de hoy, no era muy dado a leer las noticias pero esa en particular incluía el nombre de mi Maeve.

—¡Cómo te atreviste! ¡Todo Londres ahora cree que mi hija es tu amante!

“Qué más quisiera”.-pensé para mis adentros.

—¡Padre, ya basta de tanto espectáculo! —exclamó Maeve.
Todos en la sala tenían diversas emociones pero la que más predominada era la de mi tío Theo; roja, incandescente y llena de cólera.

—Tío debería calmarse —dije con tranquilidad logrando solo que la rabia de Theo McFarlan se acentuara más.

—Alejandro, no sabes las ganas que tengo de matarte por lo que hiciste. —“claro que lo sé, las siento y las veos claramente” —Hace unos días estuve aquí mismo. Te ordené que mantuvieras tus distancias.

©TODO POR AMOR. Trilogía: Amores Verdaderos 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora