Capítulo 17

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MAEVE.
Alejandro por fin se encontraba de visita a una hora decente. Nos encontrábamos en la sala con mis padres sentados en el mueble frente a nosotros, haciendo el papel de chaperones y asegurarse que no hiciéramos cosas indebidas.

Aunque ya las hemos hecho en la cama de mi dormitorio”. –pensé para mis adentros.

—Por favor, solo un momento a solas padre. —pedí pero él me frunció el ceño mientras que mi madre se encontraba divertida con la situación.

—Pueden hablar pero de aquí no nos movemos Maeve —sentencio papá.

Que frustrante. A Evie si la dejaban ir a sus anchas con el duque di Santi y no veía a nadie detrás de ella como una sombra para asegurarse que su excelencia, no la deshonrara antes de que se pactara una boda”.

—Theo tal vez debamos a concederle a los muchachos un poco de privacidad. Se lo merecen —dijo mi madre y mi padre hizo una mueca.

—Pero... 

—Cariño —dijo madre con un tono lento y mi padre accedió a regañadientes para luego juntos salir de la sala y dejarme a solas con mi prometido.

—Me sobreprotegen de ti pero dejan a Evie irse con el duque di Santi sin nadie que la supervise. ¡Es injusto! —Alejandro soltó una risita. —No te rías.

Él se acercó pasando su brazo por encima de mis hombros y dejar un beso en mi frente.

—Perdona, mi luna. —me enternecía cada vez que me miraba de esta manera tan amorosa, como si yo fuera la mujer más hermosa en este mundo y él era solo mío —Te tengo un regalo.

Buscó en el bolsillo de su chaqueta y sacó un hermoso collar cuyo dije tenia forma de media luna; era una joya sencilla y delicada hecha de plata.  

—¡Me encanta Alejandro! —me giré un poco y aparté mi cabello para que él lo pusiera alrededor de mi cuello. Apenas lo abrochó sentí como Alejandro se acercaba más, tener su boca cerca de mi oreja me hizo erizar la piel.

—Siempre había querido obsequiarte este collar. Tú eres la única merecedora de el. —susurró con deleite. —Eres y serás siempre mi luna. La única que puede hacerme sentir calma, paz y esperanza.

Mis ojos se aguaron un poco, necesitaba mirarle a los ojos.

—Te amo Alejandro.  —lo abracé acercando mi nariz a su cuello, aspirando su aroma limpio y masculino. Escuchamos una tos falsa y ambos vimos como mi padre nos miraba con su ceño fruncido, exigiéndonos que tomáramos distancia.

“Vaya, poco nos duró esa supuesta privacidad que nos iban a dar”.

—¿Y si mejor te secuestro y nos casamos en la primera capilla que encontremos? —me susurró mi amado para que solo yo lo escuchara.

—Ahora comienza a parecerme una excelente idea. —respondí con una sonrisa.

—Maeve el almuerzo ya está servido, sepárense —tanto Alejandro como yo obedecimos, no sin antes sonreírnos de una manera cómplice.

“Oh, como amaba a este hombre”.

De forma casi instintiva fue hacia el collar que colgaba en mi cuello. Pasamos al comedor y tomamos asiento a la mesa, uno al lado del otro.

—Queremos acelerar los preparativos para el matrimonio. —espeté de golpe y todos se vieron sorprendidos al igual que Alejandro quien luego me sonrió, mi padre aún no había terminado de tomar de su copa y se atragantó con la bebida. Mi madre le dio palmadas en la espalda para que dejara de toser y cuando se recuperó me miró con severidad.

©TODO POR AMOR. Trilogía: Amores Verdaderos 2Where stories live. Discover now