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Habían pasado casi un par de meses desde que Atsushi se había ido de Yokohama. Su padre le había ofrecido una linda casa donde podría vivir con su hijo. Además, constantemente eran visitados por Fumiya, Yuki y algunas veces por Akechi también.

-Este poema me gusta más.- dijo Takashi. Estaba sentado junto a Fumiya en la sala, discutiendo acerca de libros.

-Pienso que es lindo.- dijo el mayor.- Pero... es muy corto.

-Eso no importa. Un poema corto también puede ser lindo.

-Eso es cierto.- dijo Fumiya sonriendo.

La puerta principal y entró Atsushi. Cada día se veía peor.

-Hola Fumiya.- dijo Atsushi.- Gracias por quedarte con Takashi.

-Está bien, nos divertimos estando juntos.

-Eres un chico maravilloso.

-Atsushi-san, ¿no deberías ver a un doctor o algo?

-Estoy bien.- dijo Atsushi.

-No es verdad. Cada día te ves peor, creo que es porque el lazo se está debilitando o algo así... No sé. Pero me preocupa mucho.

-Estoy bien, en serio.

Fumiya no siguió insistiendo. Se despidió y salió de la casa, dejando solos a padre e hijo.

(...)

Yayoi mentiría si dijera que estaba feliz. No estaba ni siquiera triste. Simplemente estaba molesta.

Había llegado a clases tarde, por culpa de Satoko, quien ahora mismo estaba hablando animadamente con Alexei en una llamada telefónica.

Había perdido sus libros de clase, olvidó traer su almuerzo y ahora mismo se sentía mal. Podría vomitar frente a toda la clase y no le importaría.

-Oye,- le dijo Satoko mientras terminaba su llamada.- creo que deberías ir a casa, no te ves bien.

-¿Tú crees?- preguntó sarcástica. era totalmente consciente de su apariencia en ese momento.

-Llama a tu papá, dile que te lleve a casa.

-No quiero ir a casa. Odio estar allá.

-Entonces al menos ve a la enfermería.

-Bien, pero toma los apuntes por mí.

-Ah...

-Satoko, por favor.

-Vaya, me lo pediste por favor... De verdad te sientes mal, ¿no?

-Cállate.

Yayoi salió del aula y comenzó a caminar hacia la enfermería. Había ido tantas veces que incluso podría hacerlo con los ojos cerrados.

Lo cual hizo.

No había nadie en los pasillos, así que no habría problema si los cerraba y comenzaba a caminar con mucha confianza.

Dio un paso, dos pasos... y de repente ya estaba caminando como lo haría con los ojos abiertos. Estaba orgullosa y feliz de sus capacidades.

Hasta que chocó con alguien.

Yayoi abrió los ojos en el momento exacto en que una chica caía por las escaleras.

Y sabía perfectamente que había sido su culpa.

La chica rodó por las escaleras y se detuvo al chocar con una pared. Fue entonces cuando Yayoi decidió intervenir.

Bajó cuidadosamente las escaleras y llegó hacia donde estaba la chica. Se arrodilló junto a ella y se acercó para ver si tenía alguna herida. La chica tenía los ojos cerrados, lo cual asustó a Yayoi.

Regalame Flores (2 parte) [Omegaverse] Soukoku / Shin soukokuWhere stories live. Discover now