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Dazai y Chuuya estaban sentados uno frente al otro en su habitación.

¿Vas a hablar?- le preguntó Chuuya.

-No sé qué es lo que quieres que diga.

-¿No lo sabes? Dime, ¿de qué hablaba Masaki? ¿Qué secretos escondes?

-Chu, amor, no debes preocuparte por eso.

-¿Qué no me preocupe? Habla, Dazai, porque si no te voy a echar de esta casa.

-¡¿Qué?! Esta es mi casa también.

-Pues ya no. No hasta que hables.

-Chuuyaaa, eso es injusto.

-Es injusto que me guardes secretos.

-Bien, te diré la verdad. Te amo, más que a nadie en el mundo y daría mi vida por ti. También adoro a nuestros hijos, y los amo aún más sabiendo que tú eres su madre.

Chuuya se ruborizó un poco, pero no cayó en la trampa de su esposo.

-No trates de engañarme.

-¡Pero es verdad! ¡Chuuya, te amo!

-Basta, Dazai. Dime la verdad. Se supone que somos esposos y no debería haber ningún secreto entre nosotros.

-Chuuya, esto es más complicado de lo que crees. Yo... no quiero preocuparte.

-Me preocupa más no saber nada. Y estoy molesto por eso también. ¿Qué secretos guardas?

-Chuuya...

-¿Te ves con alguien más? No, no eres tan listo para encubrir eso.

Dazai suspiró y se arrodilló frente a Chuuya.

-Te amo, jamás te haría eso. Además, te amo tanto que no te puedo decir lo que sucede, pero confía en mí.

Chuuya lo miró con una expresión dolida.

-¿Cómo puedo confiar en ti si me guardas secretos?

Dazai agachó la mirada, se puso de pie y le dio un beso a Chuuya en la frente.

-Lo siento. Esta noche me iré de casa, ¿está bien? Y te diré una cosa, esto no significa que nos estamos separando. Tú eres mi esposo, y yo soy el tuyo. Nada nos puede separar.

Dazai caminó hacia la salida, dejando a Chuuya molesto.

(•••)

Fumiya estaba molesto. No solo porque todos también lo estaban, sino que después de pelear habían olvidado su cumpleaños.

-Mamá,- le dijo a Chuuya.- ¿qué cenaremos hoy?

-No lo sé, cualquier cosa... ¿dónde está Satoko?

Fumiya suspiró y miró a su alrededor. La casa estaba decorada con globos, pero no había nadie. Incluso sus abuelos se habían ido. Simplemente quedaban dos personas...

-¡Akechi!- dijo Arthur parándose frente a su hermano. El mayor había estado sentado junto a Fumiya mientras intentaba llamar a sus padres.

-¿Qué sucede?- le preguntó Akechi.

-Necesito algo, es urgente.

-¿Qué cosa?

Arthur miró a Fumiya y luego a su hermano, luego le hizo señas a su Akechi para que se acercara. Akechi obedeció y Arthur le dijo algunas cosas al oído.

Fumiya los miraba disimuladamente, aunque apartó la mirada cuando Arthur se dio cuenta.

Akechi suspiró y miró a su hermano a los ojos.

Regalame Flores (2 parte) [Omegaverse] Soukoku / Shin soukokuWhere stories live. Discover now