La rabiosa

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En la venganza como en el amor, la mujer es más bárbara que el hombre...

Nietzsche

Bastian

Muchas cosas habían cambiado rostros nuevos, vicios nuevos hasta la jodida música no era la misma. Pero habían otras que seguían igual como por ejemplo las estupideces de Nathan, llenar de gente la casa y perderce en alcohol hasta la inconciencia.
Miles de veces lo discutimos, por eso cuando necesitaba tranquilidad subia a mí cuarto y nadie se atrevía a seguirme, excepto él.

- no seas hijo de puta hermano, toda esa gente vino por ti, a saludarte y festejar que por fin recuperas la libertad.

- no jodas Nathan la mitad de esas personas jamás ha tenido trato conmigo. Y la otra mitad no tuvo siquiera la intención de llevarme un paquete de cigarrillos mientras estuve en prisión, me valen mierda de todas formas no se irán hasta que el alcohol no se acabe.

- tu deberías hacer lo mismo, festejar, embriagarte y follar hasta quedar seco. Anda no seas así además hay varias personas que quiero que conozcas.

- dónde está mí parte?

- está perfectamente guardada en un lugar seguro. Bebamos unos tragos y luego te llevare.

- dame un par de minutos y bájare.

Fui directo al baño a ducharme, en fin no había mucha diferencia entre el olor a humo de tabaco en prisión y la planta baja de este lugar. Guarde la cadena, solo quedé con el mío. La última vez que estuve en este cuarto funcionaba todo, así que espero que almenos halla agua.

A los diez minutos baje las escaleras y antes de llegar al último escalon vi a mí amigo discutir con una castaña alta de cabello largo, la misma que tomaba del cuello en un abrazo cuando había entrado a la casa. Era una de las nuevas caras que jamás había visto.

- que alegría volver a tenerte aquí, nada fue lo mismo desde que te fuiste bro- Luca se atravesó en mí camino estrechandome en un fuerte abrazo. Era el hermano menor de Nathan, lo conocía desde que usaba pañales.

- es bueno ver qué te mantuviste a salvo. Sigues siendo un bravucón o calmaste tu temperamento?- bromee

- eso es tiempo pasado, ahora soy un hombre de negocios que solo golpea a imbéciles cuando hace falta. Ya sabes!. con quién discute Nathan?- quise saber y pregunté sin rodeos.

- ah es Aisha, es algo así como su novia.

- Nathan en una relación? Esas palabras repela en la misma oración. Desde cuándo se convirtió en alguien serio?

- es complicado, no lo sé bien. Año y medio quizás dos, sabes como es mí hermano de insistente. Se conocieron en una fiesta y luego de un día para otro estuvo dentro y no se fue más.

- como que está dentro? Es una cría desde cuándo pasan este tipo de cosas aquí.- cuestione furioso, algo más para agregar a la lista.

- oye cálmate, es de confianza. Aparte ya te lo dije está con Nathan y si él confía en ella es porque no la cagara, háblalo con el después.

Ellos seguían discutiendo pero la cosa no quedo ahí, algo le dijo ella que enfureció a mí amigo y este la tomo del mentón bruscamente, pero al ver qué Luca y yo lo observábamos la soltó y la castaña aprovecho para largarse.

- No creas que es una doncella, esa mujer es una fiera indomable. Lo trae de los nervios a Nathan tiene el veneno de un cascabel ya lo veras, con solo decirte que Barbara recibió una golpiza por parte de ella cuando intento rebajarla. No es ni una pizca de lo que crees.

Barbara era una de las mujeres que estaban siempre metida entre los sujetos de la banda. Muy territorial para mí pésima paciencia, seré franco en este tipo de ambiente no existe la exclusividad, las relaciones serías ni nada que se le parezca a las formalidades.
El sexo y la promiscuidad eran moneda corriente, al igual que las drogas y el alcohol.
Comenzabas las rondas de tequila y cocaína con una mujer y amaneces con otra, hoy estaba contigo y mañana con aquél, a las mujeres de por aquí solo les interesaba el dinero la vida fácil, los lujos y el demostrar que se codean con gente peligrosa. Todos los sabían y a nadie les molestaba que nos manejaramos de esta forma, era nuestro lugar, nuestra forma de relacionarnos y pasarla bien, el resto era cuento.

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