Lo que habrá detrás del muro

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Una sonrisa puede iluminar hasta los lugares más oscuros

Bastian

-Estos números se ven genial, no creí que fuera como me lo dijiste.

- porque eres un desconfiado hijo de perra- golpea mí cabeza como cuando era un crío.

- enserio Colton, lo has hecho muy bien. En verdad me parece fabuloso como has crecido con todo esto, pero y los contactos cómo surgen están a cientos de kilómetros de aquí?

- recomendación, no es muy fácil de encontrar empresas que transporten desechos industriales a tan bajo costo. Hay cuatro camiones de gran capacidad llegamos en perfectas condiciones a cada lugar que requieren nuestros servicios, y ese número que vez allí, es lo que pagan por litro, date una idea de lo que cuesta un solo barril. Debes empezar con esto Bastian, deja todo atrás y empieza a caminar por la vida de la mano derecha. Aún estás a tiempo puedes cambiar muchas cosas.

Sabía que llegar aquí solo me dejaría en esta conversación. Lo haría caminaría por el lado derecho pero cuando cobre las deudas pendientes que traía desde cinco años atrás.

- déjame acomodarme, aún no eh pensado que haré de mi vida. Quizás comience con la carrera que eh dejado aún no losé.

- lo que sea que decidas está bien. Solo te pido que piense con claridad y que te alejes de las malas compañías.

- oye espera no crees que soy lo suficientemente grande para que tengamos está charla.

- lo estás, pero aún sigues siendo un imbecil con ojos cerrados. Escucha... Aprecio mucho a Nathan en verdad lo estimo y a Luca también, pero no veo en ellos las ganas de progresar o cambiar de vida. Incluso les ofrecí empleo pero no es lo que quieren. Y espero que tu seas lo suficientemente despierto para apartarte a tiempo, ya has perdido mucho Bastian, es hora de comenzar a ganar.

Golpeó mí espalda y salió de su oficina. Sus palabras resonaba en mí cabeza una y otra vez, yo sabía que nada de lo que hiciera devolvería a Óliver, pero tampoco podría dejarlo pasar. Tenía un objetivo y lo cumpliría aunque perdiera lo poco que me quedaba.

Nathan y Aisha tenían un pedido bastante grande que entregar, así que salí de aquel lugar subí a mí moto y fui directo a los suburbios, el día se había esfumado entre tantas cosas que hice pero quería ir con ellos solo para conocer un poco más de los nuevos contactos.

Al llegar subí a cambiarme en la habitación en la que solía quedarme. Roni y Abel habían organizado una pequeña fiesta con otros tipos que no conocía, al entrar apenas se veía por dónde caminar con tanto humo y el olor a hierba.

- ehyy mira quién a llegado- hablo roni en cuanto me vio bajar de las escaleras- si no fuera porque no vivo aquí podría decir que me estás esquivando amigo mío.

No éramos amigos, para nada. jamás nos hablábamos en cuanto nos cruzamos. Es más odiaba que esté aquí solo porque era un idiota. Su sola presencia me daban ganas de golpearlo.

- no gastaría energía contigo, sigue con tu fiesta y olvida que estoy aquí- conteste secamente. Fui a la cocina como si encontraría algo de comer.
De repente comenzaron los silbidos y los tipos que estaban en la sala no paraban de decir estupideces. Sabía quién había llegado. Me asome solo un poco y lo confirme en cuanto la vi dirigirse a la habitación de Nathan. No lo iba a negar era caliente, todo en ella gritaba sensualidad, cabello oscuro, ojos rasgados, pechos perfectos, cadera perfecta y un espectacular trasero. Hasta el hombre más difícil caería por ella. Por eso mismo Nathan no le quitaba el ojo de encima. Aunque viendolo de otra manera todo lo anterior se opacaba por el carácter de mierda que se traia. Cómo pedir que su hermana la pecosa con cara de duende no sea igual.

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