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Con Alex nos encontrábamos tendiendo unos grandes plásticos sobre todo el suelo de una de las habitaciones del quinto piso.

Habían pasado varios días, y el logró comprender lo que significaba "ir a mi paso", se esforzaba por no arruinar las cosas y forzarme, y yo me esforzaba por no salir corriendo cada vez que hacía algo lindo por mi.

El trabajo de estos días había sido pintar los respectivos cuadros -que ya habíamos hablado y designado para cada lugar - dentro del lugar, habitación o corredor donde iban a estar, para crear el ambiente perfecto y los colores justos. Día a día Alex se dedicaba a hacerme compañía, charlar mientras yo pintaba, intentar relajarme cuando yo me frustraba cada vez que algo no me salía como pensaba, y días en los que yo estaba sola ya que el también tenía su trabajo y responsabilidades.

Yo traía puesta una gran camisa que ya estaba bastante pintada, de hecho era ropa destinada para trabajar. Y el cabello atado en un desarmado moño.

- Es el último cuarto de éste piso. - comentó emocionado, sentándose en la gran cama.

- Si, hasta ahora están quedando realmente bonitos, y como quisiste desde un principio, cada habitación con su toque especial... y tú escencia. - sonreí preparando el bastidor sobre el caballete.

- No quiero que esto termine... - mencionó mirando sus manos, nervioso.
Lo miré enderezándome, y el me miró alzando la vista.

- ¿Por qué dices eso? - corrí un mechón de mi rostro.

- Es lindo verte todos los días por aquí, traes un aire divertido y juvenil al hotel... A veces entre tantas personas, tantas noches de casino, tanta rutina, suele volverse un lugar vacío - se encogió de hombros. Negué con la cabeza.

- Eso no tiene nada que ver Alex, tú eres el corazón del hotel, yo solo vengo a ayudarte a darle vida. - sonreí acariciando su mejilla, nunca creí estar haciendo ésto nuevamente con nadie. Yo preocupándome por otra persona. ¿Qué me estaba ocurriendo?.

- De todas formas es lindo verte a menudo - sonrió y me miró, aún sentado en la cama.

Nos miramos unos segundos. Baje mi vista a sus finos labios, entrabiertos. Después de tantos días aún no había tenido la oportunidad de probarlos, y no era algo que piense a menudo... Pero ahora se estaba convirtiendo en un pensamiento recurrente.

Levantó una mano y la colocó en mi pierna, entre el glúteo y la rodilla. Suspiré al sentir su cálido toque. El se paró subiendo su mano  lentamente hasta mis glúteos y paró en mi cintura. Era más alto que yo y eso me daba escalofríos. Ahora el me miraba desde arriba.

Se acercó un poco más rompiendo la distancia que nos separaba, y finalmente unió nuestros labios en un suave y lento beso, aquel tan esperado, por ambos. Sus labios eran finos y lo que provocaban en mi estómago era inexplicable. Una mezcla de emoción y nervios, como si de un romance de adolescentes se tratase.

- ¿Alex, viejo?... - escuchamos una voz del pasillo y nos alejamos drásticamente, segundos después apareció un chico alto, el cabello corto y castaño,  y ojos claros.

- Hey Matt - lo saludo Alex nervioso. - Ella es Katrina, Katrina el es Matt un viejo amigo - nos presentó rápidamente.

- Un gusto. - sonreí extendiendo mi mano hacia Matt.

- Katrina, he oído maravillas de ti. - mencionó caballeroso.

- ¿Ah sí? - miré a Alex, éste sonrió y pareció ruborizarse. Alex Turner. Ruborizado.

- No fue gran cosa, el quería saber quién era la artista de semejantes obras. - se encogió de hombros cambiando de tema.

- Tremendo talento tienes nena, tu has complementado la vida del hotel de mi gran amigo - comentó caminando por la habitación con las manos en las caderas. - ¿Empezando uno nuevo? Venía a ver qué hacían, hace días quería pasar y nunca podía...

Tranquility base Hotel & casino - Alex Turner.Where stories live. Discover now