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La navidad había llegado a su fin, y nosotros ya nos estábamos despidiendo de mi familia en la puerta de mi casa, el taxi nos esperaba con nuestras valijas dentro.

- No olvides llamar cuando lleguen, y cuando se vayan los iré a despedir a la estación - mi madre me reprochó en un abrazo, yo reí. Ella luego abrazo a Alex. - Alex, fue un gusto enorme conocerte...

- El gusto fue mío Liz, muchas gracias por abrirme las puertas de su hogar, me sentí muy cómodo y a gusto... - Alex le devolvió el abrazo a mi madre cariñosamente.

- Me encantaría que vuelvan cuando puedan... - mamá sonrió amplio alejándose un poco, nosotros caminamos hacia el coche. - Y Alex... Cuida a mi niña. - lo señaló con su dedo índice y el rió.

- Tranquila, está en buenas manos. - asintió con la cabeza. - adiós familia. - saludamos a todos una última vez con nuestras manos y subimos al auto.

Mientras nos alejábamos saludé nuevamente agitando mi mano a mamá y a mi hermana, con su pequeña familia que ya nos habíamos despedido desde temprano.

Alex le dió la dirección de su casa al taxi y éste tomó rumbo hacia ella.
En unos cuantos minutos ya habíamos llegado a una gran casa de ladrillos, puertas y ventanas blancas, la casa de los Turner.

- Tranquila - dijo Alex riendo mientras descendíamos del auto, ya me conocía. Moría de nervios.

Con nuestras maletas en mano el taxi se marchó y Alex tocó el timbre que resonó en toda la casa. Respiré hondo. La puerta tardo unos minutos en abrirse, detrás de ella apareció una señora de estatura baja, cabello corto y gris, y una amplia sonrisa.

-¡Alex, cariño! - saludo felizmente a su hijo, con un fuerte abrazo y acariciando su espalda.

- Mamá, tanto tiempo...- sonrió y se separó un poco del abrazo. - ella es Kate, Katrina.

- Oh, querida, un gusto yo soy Penny - sonrió y me dió un leve abrazo a mí, que correspondí.

- Un placer conocerla, señora Turner - comenté amable y entramos a la casa de Alex, era amplia pero cómoda, me recordaba a la mía, jamás imaginarías que ésta podría haber llegado a ser la casa de Turner, después de haber vivido en tantas mansiones y casas enormes, ésta era todo lo contrario, familiar y acogedora.

Entramos nuestras maletas y de la cocina salía el padre de Alex.

- ¡Oh, vaya sorpresa! - sonrió feliz al ver a su hijo, se saludaron y Alex nos presentó. - Un gusto conocerla señorita Bellmore, Alex me ha hablado maravillas de usted - el padre de Alex me saludó amable y cortes, ya veía de dónde Alex sacaba su amabilidad.... Además de que eran iguales, tenían los mismos rasgos faciales y la misma nariz.

- El gusto es mío señor Turner - sonreí amplio. - tienen una hermosa casa. - comenté mirando a mi alrededor, sobre los muebles había una que otra fotografía de ellos y de Alex.

- Oh muchas gracias querida, bueno pasen, pasen... Los acompañaré a sus habitaciones, así pueden guardar sus cosas. - comentó Penny amablemente señalándonos la escalera, nosotros la seguimos y subimos con nuestras maletas.

Me dió un corto recorrido por la casa enseñándome alguna de las habitaciones, donde estaba el baño, y dónde iba a dormir yo. Mi habitación era la de invitados, estaba enfrente de la de Alex.

Me di cuenta enseguida que era la de el, ya que en la puerta había un póster de The Doors, y una vieja pizarra que tenía escrito "Prohibido pasar, no importa cuál sea el motivo" con tiza y una letra bastante desprolija. Reí enseguida.

- Qué exigente, eso lo tienes desde joven. - reí. El soltó una carcajada al verlo. La madre de Alex ya había bajado a preparar la cena.

- Ya me había olvidado de ésto, que te puedo decir, era un adolescente rebelde. - comentó entrando a la habitación que me había tocado a mi, trayendo mi maleta. La dejo sobre la cama. - Puedes dormir aquí si quieres, o visitarme por la noche...- me guiñó un ojo abriendo el cierre de la maleta.

Tranquility base Hotel & casino - Alex Turner.Onde histórias criam vida. Descubra agora