Katrina, una gran artista en el mundo del espectáculo, ha hecho cientos de diseños para álbumes de famosos.
Una noche concurre a un famoso y elegante hotel, acompañada. Jamás se imagino que el dueño de aquel hotel iba a ser el responsable de dar vu...
Entramos a la gran casa, el llevaba mi pequeño bolso en el hombro.
- Bienvenida. - dijo cuando entramos a la sala, justo se estaba yendo una mujer de unos 40 años. - Oh, Clara - sonrió amable.
- Señor Turner, yo ya me retiraba, deje en la mesa de la cocina las cosas que necesita comprar, si no puede iré yo mañana - hablo la señora luego de saludarme a mí también con un leve movimiento de cabeza.
- Claro, no hay problema seguro vaya yo, que tengas buen fin de semana. - Alex saludo a su empleada y ella se retiró.
- ¿Siempre eres así de amable con tus empleados, o era solo porque estaba yo? - bromeé mirando toda su casa, con curiosidad. El rió.
- ¿Por qué todo el tiempo crees que soy una horrible persona? Soy amable porque ellos trabajan para mí, y porque me han criado así desde pequeño - rió. - ponte cómoda, subiré esto al piso de arriba.
Asentí y me senté en los grandes sofás blancos, que apuntaban a una gran tele curva colgada de la pared. En los muebles habían varias fotografías en retratos, De Alex con sus padres, Alex con la banda en conciertos, discos en la pared, Alex con su gran amigo Miles... Y Alex de pequeño. Sonreí amplio y me paré para ver la foto.
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Al lado había una foto de el un poco más grande, junto a Matt.
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- Volví. - mencionó apareciendo a mi lado sacándome de mi trance. Lo miré mostrándole la foto. - Heey, no debiste ver eso qué vergüenza. - rió nervioso y saco el retrato de mis manos, noté como un tono rojizo se apoderaba de sus mejillas.
- Me muero de amor - comenté riendo. - Alex eras hermoso - dije enternecida y el negó con la cabeza, aún rojo como un tomate, sonriendo nervioso. - ¿Por qué te sonrojas? son Fotografías hermosas y muy tiernas.
- No estoy sonrojado. - refunfuñó. - Ven, vamos a cocinar algo. - cambió de tema rápidamente.
- Quiero ver más fotos tuyas cuando eras pequeño, que cosita hermosa - seguí halagándolo mientras el hacía caso omiso e íbamos a la cocina. El comenzó a buscar entre sus alacenas y el refrigerador algo para cenar.
