Sharingan

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Habían pasado varias semanas desde que Yin, le entregó la rosa a Sasuke. Su relación mejoró un poco; al final de todo, el Uchiha si era de su agrado, no podía negarlo más.

Desde ese día, el pequeño niño con ojos de color Onix, esperaba a su amiga fuera de su casa, para irse a la academia, y regresar juntos a su distrito.

Los padres del Uchiha, ya habían invitado a comer a la niña, pues querían interactuar con ella, de igual forma, conocio al hermano mayor de Sasuke, Uchiha Itachi, a Yin le pareció agradable. Ese día, se había sentido como si estuviera con sus propios padres, pues hace mucho que no cenaba con alguien, ya que ambos siempre tenían misiones fuera de la aldea.

Era de noche y la pequeña Uchiha, se encontraba en su cama, lista para dormir. No sin pensar en lo que había hecho hace una semana. Su cabello anteriormente largo, ahora se encontraba a la altura de sus hombros, y todo gracias a Naruto.

El Uzumaki había esparcido el rumor de que a Sasuke, le gustaban las niñas con el cabello largo, la Uchiha era la única de su generación con esta característica. Ella no quería gustarle al pelinegro, así que tomo la decisión de cortar su largo cabello. Seguramente su madre se enojaría cuando la viera.
Recordaba cómo las demás niñas se alegraron al conocer su nuevo corte, pero no porque se viera bien, sino porque así pensaron que tendrían oportunidad con el niño.

Vaya ridiculez, pensó la Uchiha.

El sueño se estaba apoderando de Yin. Empezaba a cerrar sus ojos, dispuesta a dormir, pero le fue imposible, pues su ventana se abrió, y sobre está, se encontraba una persona.

Ella no dijo nada, sabía de quien se trataba.

—¿Estás despierta?— cuestionó dulcemente.

Se levantó de su cama para acercarse a aquella persona, pero se lo impidió.

—Por favor, no te acerques Yin— por la poca luz, no podía ver su rostro con claridad.— Solo quería despedirme.

La niña frunció el ceño.

—¿De qué hablas?— estaba confundida.

—Las cosas cambiaran, y no hay vuelta atrás para lo que sucederá...— susurro.— Es por eso que tienes que volverte fuerte, y  superarte cada día.

—¿Por qué me dices eso?— se acercó un poco.

—Porque eres una Uchiha.

Gracias a la luz de la luna, pudo notar que estaba sangrando, su ojo derecho ya no lo tenía.

—Shisui...— pronunció preocupada.

—No te preocupes Yin, como Shinobi, uno tiene que estar preparado para este tipo de cosas.— a pesar de todo estaba sonriendo— Discúlpame Yin... Pero ya no me podré casar contigo.

Estaba temblando. ¿Qué estaba pensando?

—Te amo, pequeña Uchiha.— aquel chico desapareció de su ventana, dejando a la niña confundida.

Ella por su parte, salió por el mismo lugar, donde él se había marchado, tenía que encontrarlo.

Había llegado al bosque, sin rastro alguno de aquella persona.

—En el río Nakaco— dijo una voz detrás de la pelinegra.

Se había sorprendido al escuchar esa voz, pues no logró reconocerla.

Trató de no darle importancia, y se dirigió al lugar donde aquella voz misteriosa, le había indicado.

Y fue ahí donde lo vio, estaba al borde de una roca, se encontraba de espaldas, y para la sorpresa de la Uchiha, no estaba solo, Uchiha Itachi, también estaba presente.

La Última Uchiha Where stories live. Discover now