Festival de la Hoja

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La pequeña azabache se encontraba paseando por las calles del distrito Uchiha, notaba la mirada de los demás, puesta en ella. Era algo habitual, pero aún no se acostumbraba.

Fue al lago que se encontraba cerca. Vio a dos personas allí, un niño y un adulto, también de su distrito. Miró como el adulto hacía una técnica de fuego. Ella se asombro por la cantidad de fuego que había salido de su boca, luego observó que el niño trato de hacerlo, pero apenas y pudo sacar fuego.

Yin se fue a otro lado, pues noto que aquel niño, la miraba. Siguió caminando hasta salir de su distrito, ahora dirigiéndose al bosque, esperando que no hubiera nadie cerca, pero no fue así.
En aquel bosque, se encontraban tres padres con sus hijos, ella sabía de quienes se trataban; Ino Yamanaka, Shikamaru Nara y Chouji Akimichi. Todos ellos estaban con su padres practicando.

Miró con tristeza la escena, sus padres nunca habían practicado con ella, pero no podía quejarse, no quería causarles molestias o alguna preocupación. Nuevamente se fue, está vez a los rostros de los hokages, donde toda Konoha se podía ver. Soltó un gran suspiro, y unas ganas de llorar vinieron a ella, pero retuvo sus lágrimas.

Sentía el viento acariciar su cara, era como si se llevará toda la tristeza que tenía por dentro, aunque solo fuera por unos instantes.

Toda la tarde, se la paso ahí, imaginando cómo sería estar con sus papás, todas las risas que llegarían a su vida, las alegrías nunca antes sentidas, incluso las tristezas que en algún momento podrían pasar, junto con los múltiples enojos de su madre... Pero la realidad siempre era otra.

La noche se hizo presente y era hora de volver a su solitaria casa.

—Ya llegué.— dijo al vacío.

Preparó su cena, para después sentarse en el comedor vacío. Al ver qué estaba completamente sola, subió por su oso de peluche, y lo sentó al lado de ella, así tal vez ya no se sentiría tan sola.

—Buen provecho.— le sonrió al oso.

Mientras comía, le contaba al pequeño peluche cómo estuvo su día, o al menos como quiso que fuera. Termino de comer, y se quedó sentada un rato más, hasta que tocaron la puerta.

Ella por un momento, pensó que eran sus padres, tal vez no se habían olvidado del día que era hoy. Pero al abrir la puerta, se llevó una gran decepción, solo era anciana, vendiendo frutas. Yin fue por algo de dinero, y le compro unas cuantas. La tristeza la invadió de nuevo.

Volvieron a tocar la puerta, está vez no tenía esperanzas de que fueran sus padres. Nuevamente abrió, y un enorme gato de peluche estaba frente a ella, esté sostenía unos chocolates, y a un costado, se podía ver un ramo de orquídeas.

Una cabellera negra, se asomo detrás del gran gran, estaba sonriendo mientras cerraba sus ojos.

—Perdón por el retrasó, estaba en una misión.— se disculpó.— Feliz cumpleaños, Yin.

A la pequeña niña, se le llenaron sus ojos de lágrimas, que inmediatamente las limpió. Mientras le dedicaba una sonrisa sincera.

—Gracias, Shisui...

—Gracias, Shisui

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La Última Uchiha Where stories live. Discover now