La Última Uchiha

Oscuridad

Tsunade caminaba rápidamente por los pasillos del hospital para poder llegar a la habitación dónde se encontraba la Uchiha. Fuera de está, se encontraban varios Anbus.

Ella entro sin avisar, adentro se encontraban Kakashi, Gai, Jiraiya y Seiya.

—¿Y bien?— cuestionó la Sannin.

Todos callaron por un momento.

—El sello se ha roto.— hablo Jiraiya.

Seiya apretaba ligeramente sus puños, mientras que Gai solo veía a la pobre niña inconciente.

Kakashi, Gai y Sasuke, habían llegado donde se encontraban Yin y Saori. Solo el peliplata presenció como la Uchiha atravesaba a su pequeña hermana. Eso desperto recuerdos en él.

—¡Kakashi!— se escuchó un grito.—¡Déjame pasar!— era Sasuke.

Todos lo ignoraron.

—No solo eso.— está vez en hablar fue Seiya.— Se ha filtrado información sobre Yin...

—Kakashi...— nombró Jiraiya.— ¿Notaste algo raro?— soltó un suspiro.— Hablo de sus ojos...

Este negó, pues Yin se encontraba de espaldas cuando ocurrió, era impreciso saber si había despertado el Mangekyou Sharingan.

—¿No se puede restaurar el sello?— indagó la Hokage.

Una gran parte de ella sentía una enorme culpabilidad, si tan solo no hubiera escuchado al consejo, tal vez las cosas habrían sido diferentes.

—El cuarto fue quien le puso el sello apenas nació...— continuo Jiraiya.— Desconozco cuál fue el que utilizo Minato.

Todos miraron a la pelinegra, estaba inconciente y pálida.

—¡Kakashi!— se escuchó un gran golpe.— ¡Déjame entrar!

Del otro lado de la puerta se encontraba Uchiha Sasuke, estaba completamente desesperado por saber cómo se encontraba su novia, pues cuando llegó al lugar donde se encontraban, vió a Yin casi cubierta de sangre; toda su ropa estaba manchada de esta por la cubetada que le habían lanzado, y no solo eso, sino que también vio los cuerpos de Mukai, el líder, y la pequeña Saori...

—Solo...— murmuró.— Solo quiero saber si está bien.— pegó su cabeza a la puerta, mientras retenía sus lágrimas.— Por favor...

A decir verdad, al Uchiha le había dolido ver a Saori muerta, pues le agradaba, y apesar de estar casi siempre peleando, le tenía un cariño inmenso, también era parte de su familia.

—Creo que debería salir a tranquilizarlo un poco.— Kakashi se dirigió a la puerta.

—Yo me quedaré afuera del hospital, viendo que no pase nada fuera de lo normal.— Gai siguió a su amigo.

Ambos salieron de la habitación, dejando solo a los dos Sannin, y a Seiya.

—Es mi culpa...— dijo Tsunade.— Ella no quería ir, y yo la obligué.

Jiraiya se acercó a ella.

—No es tu culpa, Tsunade.— la consoló.— Sabíamos que tarde o temprano pasaría.

El enmascarado, no podía dejar de ver a la Uchiha, no sabía que pasaría cuando despertara, como reaccionaria, y sabía que tarde o temprano le tendrían que decir toda la verdad.

—Nos llevaremos a Yin con nosotros, al igual que a Naruto.— comento el ermitaño.— Nosotros los entrenaremos.

—No.— dijo firmemente la Senju.— Deja que entrene un tiempo conmigo, yo le ayudaré a tener mejor control de chakra.