Yin

10.3K 1K 1.1K
                                    

Desde que tengo memoria conocía a Yin, su familia era de las más fuertes de todo el clan

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desde que tengo memoria conocía a Yin, su familia era de las más fuertes de todo el clan. Sin duda alguna, ella era algo peculiar. Sorprendentemente no se moría por mí, era la única niña que no demostraba interés, y eso me provocaba algo.

Desde que el Clan Uchiha había desaparecido gracias a mi hermano mayor, Yin siempre se mantuvo conmigo. Recuerdo que cuando desperté, fue lo primero que ví; se encontraba recostada en mi camilla, mientras tomaba mi mano. Interiormente agradecí que esa noche hubiera estado con los Hyūga.

Sin duda alguna ya me había planteado la idea de lo que quería; restaurar mi clan con la Uchiha y matar a mi hermano, Itachi.
Esas cosas eran lo que más anhelaba, y haría lo posible por llevarlo acabo.

Todos estos años he entrenado muy duro, para poseer tanto poder como pueda, Yin de vez en cuando entrenaba conmigo, se le veía potencial, pero aún era superior que ella.

Entre a la habitación de mi compañera, era un verdadero desastre. ¿Cómo puede ser tan desordenada?

Mi vista se poso en una cama, con una sabana roja, se veía un bulto.

Cómo siempre sigue durmiendo.

Hoy era un día importante, pues al fin nos graduabamos de la academia, pero eso no parecía importarle mucho a Yin.

—¡Oye!— levante un poco mi voz.— ¡Molestia con patas, levantate o llegaremos tarde!

Escuche un quejido como respuesta.

Tome de sus pies para jalarlos, ella se sostuvo de la esquina del colchón para evitar que la tirara.

—No quiero, Sasuke.— dijo un tanto adormilada.— Ve a molestar a otra parte.

Si que será difícil cuando nos casemos.

—Yin...— jale sus pies con más fuerza.

—Sasuke...

Después de unos minutos, logré mi cometido, la Uchiha había caído ante mi.

—Esta es la única forma en la que caeré ante ti.— se froto sus ojos.— Preparame de desayunar mientras me baño.

Ella se levantó del piso.

—El desayuno te toca a ti.— reproche.

Lo pensó un momento.

—No, estoy segura que te toca a ti.— con su dedo índice, tocó la punta de mi nariz.— Es lo menos que puedes hacer después de la forma tan fea, en la que me despertaste. Digo, mínimo un beso de buenos días, ¿No?— sentí un leve ardor en mis mejillas.

La Última Uchiha Donde viven las historias. Descúbrelo ahora