Tarde arrepentimiento

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que mi hijo además de ser un sádico y asesino demasiado temible, también es de sentimientos fuertes hacia aquellos que consideraba más débiles. Supuse que nacerían en tí sentimientos hacia Nakahara-kun y hacia ese bebé. Así que, como estarás molesto conmigo por lo que voy a hacer, echar de la casa a los dos mocosos, ordené que asesinaran a Oda-kun, y así tú enojo será parejo y podré echarte de mi casa y de la Port Mafia también a tí—. Decía Mori a Dazai, con un tono de voz que provocaba enojo al más joven.

El hombre levantaba a Dazai a la fuerza, a pesar de que el joven no lograba moverse por tanto dolor. Al ponerlo de pie, el castaño resbaló con su misma sangre derramada de sus heridas. Se sentía miserablemente engañado y usado por su padre.

Oda...saku...—. Aunque su amor por Odasaku se había vuelto sólo un aprecio hacia un amigo, Dazai no iba a perdonar que su padre lo mandara a asesinar, ni tampoco el hecho de que lo había obligado, en parte, a hacerle daño a Chūya.

Está muerto. Y a partir de este momento te vas de aquí. ¿Quieres que llame a Fukuzawa para que te salve de la muerte?

¡No! N-No quiero ir con ese hombre... Él me abandonó...—. Respondió con voz temblorosa. Tenía sus manos cubriendo sus ojos, lloraba.
Mori sonreía. Después de todo él había causado ese odio de Dazai hacia Yukichi, aunque todo lo que le había dicho de él era una mentira más del jefe de la mafia. Por diversión y antes de echar a Dazai de su casa, lo golpeó una vez más, dándole una bofetada en la cara y tirándolo al suelo de nuevo.

Sí. Él te abandonó, pero debes rogarle por su cariño—. Decía con burla, acariciando la ensangrentada cabellera del castaño. — Porque Fukuzawa... Nunca te ha querido.

Minutos más tarde, Mori había obligado a ambos jóvenes a subir a su auto, con el recién nacido. No le importaba si los chicos estaban débiles y lastimados, él sólo los llevó lejos, los bajó del auto y los abandonó a su suerte, como se había prometido a sí mismo.

Dazai se sentía fatal. Apenas podía moverse. Había logrado darse un baño antes de ser obligado a salir, pero sus dolores eran igual de intensos en cada parte de su cuerpo lastimada. A pesar de ello, el joven del vendaje traía al pequeño castaño en sus brazos, y le ayudaba al también débil de Chūya a caminar.

¡¡Déjame, no me toques, maldita escoria!!—. Gritó a Dazai, empujándolo bruscamente. Le tenía gran resentimiento. Sintió cómo el castaño se desvaneció sobre el suelo, evitando caer sobre el bebé. — ¡¡Oye!!

Dazai no podía ni con su alma. Estaba mucho más grave que Chūya en ese momento. Yacía sobre el suelo, sangrando nuevamente de sus heridas. Había caído de manera en que al niño lo protegió del golpe y sólo estaba llorando asustado. Chūya estaba tan herido mentalmente, recordando las veces en las que Dazai disfrutaba de su sufrimiento, y sólo pudo reír al verlo en ese estado.

Chūya... Perdóname... Voy a morir... Cuida mucho al bebé... En verdad me arrepiento mucho de lo mal que te hice sentir, lo lamento muchísimo...—. Poco a poco, sus brazos débiles dejaban de sostener al bebé y éste quedaba en el suelo.

Aunque te arrepientas, jamás te perdonaré. Nunca dejarás de ser la basura humana en la que te convertiste. Eres un ser tan detestable y me alegra mucho verte en ese estado de miseria humana. Sólo muere y llévate a ese niño al otro mundo, porque yo no cuidaré de tu hijo. Los dos me dan asco—. Respondió con odio y resentimiento. Escupió cerca de la cara de Dazai y lanzó una bolsa con las cosas del recién nacido sobre el bebé, lastimándolo y provocando que llorara más.

P-Puedes odiarme a mí, pero a mi hijo no lo abandones, Chūya... Él no tiene la culpa... Cuídalo...—. Suplicaba con esfuerzo, derramando lágrimas.

¡¡¡NO HARÉ TAL COSA, IDIOTA!!! ¡¡¡NO ME IMPORTA ESE BEBÉ Y MUCHO MENOS SI ES IDÉNTICO A TÍ!!! ¡¡HASTA NUNCA, PAR DE BASURAS!!

Esa fue la última vez que miró al pelirrojo antes de quedar inconsciente. Al despertar, Dazai se encontraba dentro de una habitación desconocida, sobre una cama, y su bebé a su lado, envuelto en una sábana, tranquilamente dormido. No sabía cómo había llegado ahí, pero debía averiguar dónde estaba lugar cuanto antes.
Se levantó de la cama, notando algo extraño. Sus heridas se habían curado de manera "milagrosa". Estaba confundido hasta que miró a un hombre mayor de 40 ó 50 años entrar a la habitación. Un hombre bastante conocido para él: su padre.

¿Usted...?

Estaba sorprendido. ¿Cómo había llegado a la casa de Fukuzawa? ¿Y como fue que sus heridas ya no estaban? El recién nacido comenzó a quejarse, indicando que pronto lloraría. Dazai no dudó ni un segundo en acercarse a la cama para tomar al niño en brazos y arrullarlo. Lo apreciaba, y estaba dispuesto a ser un buen padre para él después de todo el daño que le hizo a Chūya. Quería dejar el pasado y comenzar una nueva vida, pero debía encontrar al pelirrojo y arreglar las cosas con él, volviéndole a pedir perdón, aunque parezca demasiado tarde. 

Mori me llamó y me dijo dónde los había dejado. Me comentó del joven de ojos azules, pero no lo encontré. Vivirás conmigo a partir de hoy, hijo—. Dijo brindando confianza y tranquilidad al vendado, quien sonrió levemente.

— Ese hombre, Mori, es un maldito al que quiero asesinar algún día—. Dijo con furia. Pero luego, decidió dejar sus pensamientos de lado. Miraba el rosado rostro de su pequeño hijo y le parecía tan tierno, que no pudo contenerse de juntar sus mejillas con dos de sus dedos, haciendo su boquita en forma de "O" mientras lloraba. Dazai sonrió divertido.

— El rencor no es bueno, Osamu-kun. Deberías formar parte de la Agencia Armada de Detectives, y dejarte de venganzas. Dedícate a hacer el bien, y a cuidar a mi pequeño nieto—. Se acercó a ellos, y tan pronto como pudo, ayudaba a Dazai a preparar leche en un biberón para el niño. — Los chicos podrían ayudarte a cuidar a tu hijo...

— ¡No! Si voy a trabajar en la agencia, no quiero que ellos sepan de este niño. Sería vergonzoso si supieran quién soy en realidad...—. Se opuso avergonzado, tomando el biberón y alimentando al niño.
— Tengo que encontrar a Chūya y pedirle perdón otra vez. Debo estar con él y cuidarlo, protegerlo...

— Descansa, hijo—. Le quitó al bebé, besando con cariño la frente de Dazai, sin distraerse de alimentar bien al menor.
— Lograrás todo lo que te propones, estás a tiempo de un gran cambio. Sé que podrás. Pero primero, descansa, duerme. Yo cuidaré a este pequeñín.

Era la primera vez que Dazai no había rechazado a Fukuzawa. A pesar de todo lo dicho por Mori, sintió una tranquilidad y armonía al estar con su otra figura paterna, tanta era su confianza, que podía saber que si dormía, el pequeño que había engendrado con Chūya estaría en buenas manos, en las de su abuelo.

Mientras tanto, en el Bar Lupin...

Chūya había probado por primera vez el alcohol...

Nakahara-kun, esto... Acabas de tener a tu bebé, ¿no es malo si bebes alcohol ahora?—. Preguntó el rubio de los ideales con preocupación.

— Quiero morirme.

DARKNESS MY SORROW [SOUKOKU MPREG]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora