El Nieto del Jefe

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Mori se enteró de la llegada de su nieto a la sede de la Port Mafia, así que planeó una fiesta improvisada para recibirlo. Pues aunque lo rechazara de pequeño y no quisiera ni a Hideki ni a Dazai, Mori quería alardear para humillar a Chuuya y presentar al pequeño niño frente a todos, diciendo la verdad.

Tenían un gran banquete sobre la mesa, y una tarta (pastel) que compartirían al final.
Hideki sólo observaba con confusión, sin saber a qué se debía esa repentina fiesta. Se mantenía junto con Chuuya aunque éste lo ignorara todo el tiempo.

¿Qué es lo que tiene en mente, Mori-san?

Preguntó el pelirrojo mientras acomodaba los platos sobre la mesa. Tenía la mala sensación de que Mori planeaba algo con malas intenciones, y así era.

— Voy a presentarles a mi nieto, Nakahara Chuuya-kun. Ese niño merece ser reconocido por todos.

Respondió sonriente.
Hideki se abrazaba de una pierna a Chuuya, queriendo hacerse invisible ante algunas miradas que lo hacían sentir incómodo. El pelirrojo no tenía otra opción mas que dejarse abrazar por el niño, aunque estuviera sintiéndose asqueroso en ese momento.

Pero... ¡No puede hacer eso! Algunos saben que este niño es mío y de Dazai, si los demás se enteran que Dazai es el padre, ellos...

— Son cosas que deben ocurrir, Chuuya-kun—. Interrumpió sin importarle la opinión del joven ejecutivo.
— Además, es muy obvio que mi hijo sea el padre de tu hijo. Que por cierto, dejó de ser un niño feo como cuando nació, ahora es lindo—. Se acercó a Hideki, se puso a su altura y sujetó su barbilla, observándolo.

Chuuya sentía las malas vibras de ese hombre que lo compró en el pasado para beneficio de Dazai. Sabía que de alguna manera, quería hacerle daño al niño, aprovechando su rechazo (el de Chuuya) hacia él.

— Vaya, que niño tan tierno y bello tenemos aquí—. Decía morbosamente, imaginando que se trataba de una niña como la que tanto había deseado.

Hideki se ocultaba detrás de su madre, asustado, molestando a Chuuya. Mori insistía en acercarse más a él.

— ¡Anda! ¿Quieres jugar conmigo y con Elise-chan?

Se acercaba más, atemorizando y obligándolo a querer trepar por sus piernas a Chuuya.

— ¡¡Mori-san, deje de incomodar a Hideki!!

Gritó el pelirrojo, levantó al niño en brazos, aguantando su asco y sus pensamientos sobre Dazai, y se alejó con él de Mori. Si bien, odiaba a Dazai por todo lo mal que le hizo pasar cuando era un ser inocente, a Hideki sólo le tenía asco por recordarle a Dazai, pero podía sentir ese afecto "maternal" por el niño, y le molestaba que Mori quisiera dañarlo. Además, Kunikida se encargó hace casi cinco años, de aconsejarlo y hacerle ver las cosas de una manera diferente.

¿Tú también te has encariñado con ese niño, Chuuya-kun? ¿Debería decírselo a Dazai?

Decía el pelinegro desde lejos, Chuuya lo ignoró y siguió su camino, junto con el pequeño castaño. Lo que más detestaba incluso mucho más que a Dazai, era a Mori y la Port Mafia. No iba a permitir que ni él ni Hideki fueran humillados por Mori, o en el peor de los casos, lastimados.

Fue a su habitación y se encerró con llave, para que nadie entrara al único lugar que podía llamar hogar: esa habitación que incluía dormitorio, cocina y baño en un espacio adecuado para vivir. Bajó a Hideki al suelo y fue hacia el lavabo, a asear sus manos para limpiarlas por haber tocado al niño con anterioridad y sin usar sus guantes negros.

DARKNESS MY SORROW [SOUKOKU MPREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora