¿Amor no correspondido?

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Los detectives de la Agencia Armada subían al transporte que los llevaría hasta Fukuoka a realizar su investigación, y todo por idea de Dazai.

El vendado no podía dejar de pensar en su pequeño hijo. Se preguntaba si estaba bien y cómodo al lado de Chuuya, o si éste lo había aceptado tan siquiera.

Dazai miraba por la ventana, compartiendo asiento con Atsushi, quien era cuatro años menor que él y como un hijo adoptivo, hermano mayor de Hideki.

- Dazai-san, ¿sucede algo?

Preguntó al ver los gestos de preocupación del mayor, quien sólo suspiró y volteó hacia él.

- Me preocupa tu hermano, Atsushi-kun. ¿Cómo estará yendo su mañana en lo que va del día?

Murmuró en respuesta, pues sólo él y Atsushi, de los detectives, sabían el secreto del vendado, sobre Hideki, al mismo tiempo del hecho de que Dazai era el hijo del Presidente de la Agencia.

- Seguramente Chuuya-san lo está consintiendo mucho. Se nota que es buena madre, aunque algo tsundere...

Respondió en voz baja, dándole ánimos a su padre adoptivo. El castaño sonrió y posó una de sus manos sobre la cabeza y cabellera del peligris, de manera tierna, provocándole leve sonrojo y rubor en sus mejillas.

- Tienes razón. Todo debe estar bien, ¿verdad?

Para Kunikida, quien estaba tres asientos atrás de Dazai y Atsushi, esas maneras extrañas de actuar entre esos dos eran nuestras de afecto demasiado cariñosas, comenzaba a considerarlos gays.

- ¡¡¡OIGAN USTEDES DOS!!! ¡¡¡DEJEN DE ESTAR TAN CARIÑOSOS FRENTE A LOS DEMÁS!!!

Regañó desde su lejanía, enfurecido, hasta que recibió un mensaje de parte de su gran y pequeño (de estatura) amigo Chuuya, que lo hizo distraerse y sentirse algo nervioso.

CHUUYA.
"Kunikida-kun. ¿Has estado bien? Estoy tomando tus consejos y... ¿Adivina con quién estoy ahora mismo?"

El rubio sonrió con leve rubor en sus mejillas. Nunca lo demostró, y lo ocultaba de todos siempre, incluso del mismo Chuuya, pero sus sentimientos de amor hacia el pelirrojo nacieron desde que su amistad en la secundaria se convirtió en una llena de confianza. Incluso estaba en sus planes casarse con Chuuya al nacer el bebé del mismo, pero desafortunadamente las cosas no sucedieron como tanto deseaba, y ahora menos que antes podía tener un romance con alguien de la Port Mafia. Sería una catástrofe para ambas organizaciones. Un gran problema. Debía seguir ocultando sus sentimientos y quizás por siempre.

KUNIKIDA
"Espera... ¿Estás con tu hijo? ¿Te reencontraste con ese bebé, Nakahara-kun?"

Recibió una fotografía del pequeño Hideki durmiendo justo al lado de él. También recibió fotografías de la tarde y noche anterior cuando jugaron al coche sobre la cama.

CHUUYA
"Te envío una fotografía. ¿Te parece lindo mi hijo, Kunikida? No se parece a mí pero, tú me lo dijiste, el niño no tiene la culpa ni siquiera de parecerse al padre. Ese idiota hizo muy mal al hacerme daño, pero no ha dejado de cuidar a mi Hideki ningún sólo día, y por eso estoy agradecido con él... No quiero decir que lo haya perdonado, nunca podré hacerlo"

"Nakahara-kun es un chico muy fuerte por enfrentar todas sus desgracias... Me gustaría estar con él y su hijo durante todo un día, para conocer al pequeño y convivir con ambos. Sería buen momento para reforzar nuestra amistad, después de un tiempo de no vernos en persona"

Pensaba Kunikida. Detestaba estar en camino a Fukuoka y no en Yokohama, donde Chuuya estaba. Quería bajar del autobús pero sabía que lo cuestionarían al instante y no tendría una respuesta que no fuera "Chuuya", pues siempre estaba en sus pensamientos.

KUNIKIDA
"Cualquier cosa que creas correcta lo será para tí, Nakahara-kun. Sé que eres un excelente mamá para el pequeño Hideki, y él te amará aún cuando estuvo años sin saber de tí. Si pudiera estar con ustedes en este momento, créeme que lo estaría, y muy feliz"

"¡¡¿Acabo de enviar algo tan vergonzoso y directo a Nakahara?!! ¡¡¿Qué va a pensar de mí?!! ¡¡¿Qué soy un atrevido, un pervertido?!!"

Se cuestionaba mentalmente, aterrado por lo que escribió. Le había confesado casi directamente a Chuuya sus sentimientos. ¿Acaso el amor lo estaba volviendo de es manera?

Mientras tanto, en la sede de la Port Mafia, en la habitación de Chuuya...

El pelirrojo había dejado en visto ese último mensaje de su amigo, debido a que Hideki despertó y se encontraba abrazándolo con cariño, dándole los buenos días.

- ¡Mami! ¡¿A qué jugaremos hoy?!

Preguntó curioso. El ojiazul se quedó pensativo durante unos segundos, pues en la mafia no había mucho qué hacer, sólo en las noches, antes de dormir y estando de regreso en la habitación.

- Hideki... Lamento decirte esto, pero no podemos jugar durante el día.

Respondió decepcionado.

En cuestión de segundos, Mori entró a la habitación, interrumpiendo el momento de madre e hijo con un comentario que estaba de sobra, pero que seguramente molestaría a Chuuya.

- Claro que puedes tomarte el día libre para jugar con mi nieto, Chuuya-kun. Además, ya hablé con mi esposo, el padre de Dazai y Director de la Agencia Armada, y lo obligaré a entregarme a mi hijo para que trabaje para mí otra vez sin pretextos ni negaciones. Así podrán ustedes ser una pareja casada y una familia con Hide-kun. ¿Excelente idea, verdad? Tú y mi hijo siendo esposos, es algo maravilloso.

Decía con emoción. Tenía todo planeado, hasta la manera en que llevaría a cabo su plan sin fallas.

- ¡No es maravilloso! ¡Es terrible! Usted sólo quiere que yo vuelva a ser el juguete de su hijo. Pero no lo haré. ¡No soy el mismo de antes, Mori-san! ¡Ya no soy el inocente y débil niño que se dejaba hacer daño! ¡¡No estoy enamorado de Dazai!!

- ¿Y eso a mí me importa? No me interesa de quién estás enamorado, Chuuya-kun, pero lo que debes de saber es que si no quieres que mate a este niño, debes casarte con mi hijo. Se acabó.

DARKNESS MY SORROW [SOUKOKU MPREG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora