El mayor factor de vulnerabilidad

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3.3.3. El mayor factor de vulnerabilidad

Cuando alguien ignora que es diferente y cuál es la naturaleza de su diferencia, el desconocimiento le ataca desde dentro a la vez que aumenta los peligros externos e impide la defensa contra ellos. El resultado son errores graves, actitudes nocivas y una extrema vulnerabilidad. Lo peor es que convierte al sujeto en la víctima ideal, sumamente fácil, de todo tipo de acoso (mobbing, bullying, etc).


Efectos del desconocimiento:

1. Perfeccionismo autodestructivo

2. No adaptar el mensaje al receptor

3. Expectativas no realistas

4. Sinceridad indiscriminada



3.3.4. Perfeccionismo autodestructivo

Con la percepción intelectual de más detalles aumenta la meticulosidad y el perfeccionismo. Esto es muy bueno cuando se conocen los límites de lo factible y de lo aceptable en cada situación, pero cuando el sujeto desconoce que es superdotado no ve con claridad esos límites: cree que todo se puede y se debe hacer siempre mejor porque ve más claramente todo defecto, y así nunca da nada por suficientemente bueno para ser aceptable. Ello le convierte en un estudiante y trabajador lento, que prolonga o repite sus trabajos en busca de una perfección que en realidad no se le pide, y que sólo le hace ser visto como ineficiente u holgazán cuando es todo lo contrario.


Lejos de llevarle a pretender ser el mejor (como ocurre con algunos talentosos mal orientados), el perfeccionismo autodestructivo del superdotado completo le lleva a creer que incluso lo mínimamente aceptable está fuera de su alcance. El ver contínuamente sus errores y deficiencias le impide llegar a la conclusión de que es más inteligente que la mayoría, y observa en ella, además, un éxito en todos los ámbitos considerados importantes que él no sabe cómo obtener: los demás tienen más soltura en casi todo, son más rápidos, seguros de sí mismos, autosatisfechos, con más éxito social, etc.


Al perfeccionismo autodestructivo del sujeto se une la tendencia de su entorno a percibirle como lento, miedoso, indeciso, ineficiente y perezoso, lo que empeora más todavía su autopercepción. Incluso si no es tan extremo, el perfeccionismo excesivo constituye un punto débil que puede ser explotado por acosadores (mobbing, bullying, etc.) y maltratadores psicológicos de todo tipo.



3.3.5. No adaptar el mensaje al receptor

Un superdotado que ignora serlo no ve la necesidad de adaptar su forma de hablar (temas, vocabulario, etc.) al nivel intelectual de sus interlocutores y oyentes casuales, pues los cree tan inteligentes como él o más. Pero tal necesidad existe, ya que los demás no sólo no le entienden, sino que además ven su forma de hablar como una exhibición ostentosa que les ofende, por más que no sea grandilocuente ni adopte un tono de arrogancia.


En tal caso, en vista de las reacciones ajenas, el sujeto cree, al principio, haber cometido algún error sin darse cuenta. Más tarde, al reiterarse la situación una y otra vez, piensa que el problema es que no sabe expresarse, pues cuanto más trata de hacerse entender, menos lo consigue y más aversión cosecha de sus oyentes. Pero todo intento de mejorar, tan sólo empeora las cosas.


La continua repetición de estos conflictos puede llegar a hacer creer a alguien que es idiota o que está loco, pues no logra averiguar, por más que se esfuerce, en qué "falla", y no entiende el motivo de las indirectas, comentarios despectivos, insultos y ocasionales consejos (bienintencionados pero erróneos) que recibe, ya que se refieren a una supuesta actitud suya que no tiene ni puede tener. Y es que no se trata de "mostrarse superior" a nadie, sino tan sólo de hablar con igual naturalidad de cualquier tema (reputado o no "de sabios"), y con cualquier persona como interlocutor o testigo, lo cual, dadas las circunstancias, es un error, pero es todo lo contrario de creerse superior a los demás.



3.3.6. Expectativas no realistas

Cuando alguien desconoce que su norma de exigencia ética, intelectual y afectiva no es mayoritaria, sino propia de un superdotado completo (no sólo de C.I.), espera que la mayoría de la gente se comporte como él lo haría o mucho mejor, no peor. Si es muy joven, no puede aceptar que esta última sea la manera más común o "normal" de comportarse, y aunque al madurar tenga que reconocer la realidad, seguirá golpeándose contra ella y sufriendo inútilmente. Sólo conocer la verdad sobre sí mismo puede hacerle realista en lo que espera de los demás, sin prejuzgar por ello que todo el mundo sea igual.


Cuando el sujeto conoce sus propias características, la autoexigencia también se hace más realista, lo que permite lograr objetivos reales, evitando caer en el perfeccionismo autodestructivo. Y al ver que la mayor soltura, rapidez y eficacia de los demás suele deberse a que perciben menos detalles y necesitan concentrarse menos (lo que les permite estar más relajados y libres para atender sólo a lo "principal" en cada ocasión), el sujeto deja de creerse un intelectualmente inferior.



3.3.7. Sinceridad indiscriminada

Una importante fuente de sufrimiento y fracaso vital para los superdotados completos que ignoran serlo es la sinceridad indiscriminada (decir demasiado a demasiada gente sin una previa y adecuada selección). Al no saber que sus pensamientos y emociones van más allá de lo común, no los ocultan cuando es conveniente, pues creen estar entre personas como ellos. Cuando algo es inusual y complejo, especialmente si lo es mucho, lo más probable es que no sea comprendido. Y cuando algo no es comprendido por la mayoría, es fácil que muchos lo malinterpreten, y también que alguien astuto y con malas intenciones lo tergiverse y explote.


En los superdotados, la sinceridad indiscriminada se debe tanto a la ignorancia de la propia diferencia como a un profundo sentido ético, que incluso les induce a no magnificar sus propios aspectos positivos ni ocultar los negativos, pasión por la verdad que les lleva a no ser creídos por (¿casi?) nadie, ya que la mayoría da siempre por sentado que en lo positivo exageran y en lo negativo ocultan mucho más de lo que dicen, como hace "todo el mundo".


Una persona con las características arriba mencionadas odia la hipocresía. Lo peor es que necesita el camuflaje para sobrevivir, pero aborrece la idea de la ocultación, que ve como algo moralmente reprobable, y aún más la de ocultar algo bueno, que ve como doblegar la voluntad ante el mal. A ello se añade el malestar por la falta de espontaneidad que la contínua y perpetua vigilancia introduce en las relaciones sociales.

Superdotados, la  clave  olvidadaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz