Mistletoe |Larry Stylinson| [2]

Capítulo 21.

El ojiverde camina con lentitud hacia el ojiazul, intentando no causar mucho ruido, cuando está lo suficientemente cerca rodea con sus brazos la cintura de Louis y lo apega a su pecho.

—Hola copito— Louis ríe ante eso y se voltea para saludar a Harry, deja un beso en la punta de su nariz y le ofrece un poco de maní cubierto de chocolate— realmente te gustaron.

Louis asiente y vuelve a comer de estos, eran riquísimos, no podían culparlo.

—¿Qué haremos hoy?— Harry se mantiene en silencio observando el rostro de Louis y se acerca a este, apoya su frente contra la del ojiazul y cierra sus ojos.

—Iremos al teleférico, si el clima está de nuestro lado, lograremos tener una vista maravillosa— Louis se siente emocionado ante lo que acababa de escuchar— no le tienes miedo a las alturas, ¿cierto?

Louis inmediatamente niega con su cabeza.

—¿Realmente quieres ir ahí? Podemos hacer cualquier otra cosa si quieres— el ojiazul sonríe con ternura, amaba el hecho de que Harry le preguntara si estaba de acuerdo con ese panorama.

—Realmente quiero ir, de verdad no te preocupes por eso— un suspiro de alivio se escapa de los labios de Harry y asiente con lentitud, se inclina para dejar un casto beso en los cálidos labios de Louis.

—Entonces vamos andando, el tiempo es oro.

|❄️❄️❄️|

Louis estaba realmente maravillado con la vista, Harry pensaba que en cualquier momento pegaria su rostro contra el cristal.

El ojiverde ladea su cabeza al ver a Louis como un niño pequeño recorriendo el pequeño espacio del teleférico viendo cada lugar a la distancia, cada detalle.

—Estoy enamorado de la vista— murmura Louis viendo a lo lejos la montaña, Harry asiente inconscientemente ante eso.

—Sí, yo también lo estoy... — murmura sin apartar la mirada de Louis.

—Es que ¿cómo no enamorarse? Mira la cantidad de Nieve, las nubes parecen algodones, los árboles totalmente blancos, la montaña de fondo— susurra sin aliento y Harry sonríe al escucharlo de esa forma, el había estado igual la primera vez que subió— ¿Es es el lago en dónde estuvimos?

Harry finalmente aparta su mirada para ver hacia donde apuntaba Louis.

—Sí, lo es— Louis sonríe y se gira para finalmente mirar a Harry, se acerca a este y lo abraza con fuerza.

Harry se siente un poco intimidado ante la cercanía, Louis aún lograba ponerlo nervioso.

—Gracias por todo esto, estoy amando todo lo que hay en este lugar— murmura y apoya su frente contra la de Harry— absolutamente todo.

El ojiverde traga en seco, parecía ser una confesión, pero realmente prefería no ilusionarse.

Harry roza su nariz con la de Louis en un suave beso esquimal, el ojiazul ríe enternecido ante la acción y se alza en la punta de sus pies para dejar un pequeño beso sobre los labios del ojiverde.

—Me gustas— murmura de forma baja, si Harry no hubiera estado atento probablemente no le hubiera entendido.

—Tú también me gustas, copito— Louis suelta un quejido ante el apodo y rompe el abrazo.

—Deja de decirme así— Harry inmediatamente niega con su cabeza.

—Es un bonito apodo— Louis arruga su nariz, no estaba de acuerdo ante eso.

—Me dices así por un conejo de trapo— Harry ríe ante eso y niega con su cabeza, alza su mano hasta la mejilla de Louis y acaricia de esta con suavidad, acariciaba su mejilla como si fuera la más frágil porcelana y temiera romperla.

—Te llamo así por los copos de nieve, ¿sabías que jamás habrán dos copos de nieve iguales? Es una clara representación de que cada persona es única a su manera— Louis entreabre sus labios ante eso y ladea su rostro hacia las caricias de Harry, le agradaba— eres único Louis, único e inigualable al igual que un copo de nieve.

Un puchero se forma en los labios de Louis y pestañea un par de veces, era un poco sensible y juraba que jamás en su vida le habían dicho algo tan lindo como eso.

Amaba los apodos originales, amaba el apodo que le había puesto Harry y sentía que jamás podría arrancarselo del corazón, lo sentía tatuado en el, ¿cómo era eso posible?

—Bueno... Eso no me lo esperaba— Harry se vuelve a inclinar y deja un beso sobre la frente del ojiazul.

—Recuérdalo copito, eres único para mí.