Capítulo 29.

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—¡Louis!— el recién nombrado se detiene antes de entrar a la pequeña cafetería, traga en seco cuando ve como Harry se acerca a él con una sonrisa en sus labios.

—Hola Harry— el ojiverde mira la cafetería por un instante para luego volver a mirar al ojiazul.

—¿Tomarás algo?— Louis asiente y abre la puerta— genial, ¿puedo acompañarte?

Louis ríe y vuelve a asentir, para el era un honor tomar algo con Harry, con solo el hecho de pasar un par de minutos a su lado, su día mejoraba al cien.

—¿Quieres que pida café por tí?— Harry se detiene y frunce su ceño, ladea su cabeza y hace una mueca con sus labios, ¿cómo sabía que pediría eso?

—¿Por qué asumes que tomaré café?— Louis se queda quieto en su lugar, miérda.

—Sólo... Lo supuse— Harry muerde su labio inferior y asiente, hace un gesto con su cabeza indicándole que iría a sentarse.

Louis asiente y se acerca al mostrador.

Una vez ya ubicado el ojiverde cerca del ventanal, se dedica a observar al castaño, se le había hecho un poco extraño que supiera que tomaría café, había una variedad de bebidas calientes, pero lo había dicho con tanta determinación.

Era extraño, su corazón se aceleraba, pero su cerebro se mantenía neutro, sentía como si realmente lo conociera.

Pero sabe que jamás lo ha visto antes.

Era algo extraño.

Louis pone el café de Harry frente a él y su taza de té en su lugar, se sienta frente al ojiverde y toma la taza entre sus manos para poder darle un pequeño trago, de esa forma se sentiría más tranquilo y reconfortado.

—¿Por qué estás tan lejos de casa en estas fechas?

—Pasaré Navidad y mi cumpleaños aquí— murmura con suavidad y Harry inevitablemente se interesa en la conversación.

—¿Cuando estás de cumpleaños?

—El veinticuatro de Diciembre— Louis ve como Harry entreabre sus labios sorprendido, eso le hace sonreír de medio lado.

—Navidad y tu cumpleaños, estás muy lejos de casa de todas formas ¿por qué?— esta vez el rizado baja su mirada para tomar su taza y toma un trago de su bebida caliente.

—Encontré mi felicidad aquí y vine a recuperarla.

—¿Te quedarás?

Sí, bueno... Hasta que esa persona me diga que me quede.

La sonrisa de Harry flaquea, sus labios se mantienen en una línea delgada y aparta la mirada.

—¿Estás saliendo con alguién?— Louis niega con lentitud, le hubiera gustado decir que sí, pero realmente ya no lo estaba.

—No, ya no.

—¿Sería sensato que te invitara a salir?— el ojiazul lame sus labios y con su mano izquierda apreta con suavidad su muslo, no quería que fuera un sueño, Harry inconscientemente le estaba dando una segunda oportunidad.

—Aceptaría con gusto.

Sólo eso bastó para que la sonrisa de Harry volviera a formarse en sus labios.

|❄️❄️❄️|

—Entonces no puedes hacer snowboard— Harry niega ante eso, era lamentable, pero el médico se lo había prohibido por un tiempo.

—Puedo enseñar, pero no realizarlo— se encoge de hombros y mantiene su mirada al frente— supongo que está bien, al parecer el golpe que me dí fué bastante fuerte, aunque me siento bien.

Louis quería decirle que no estaba bien, que algunos de sus recuerdos estaban borrados.

—Pero es mejor obedecer al doctor— Harry ríe entrecerrando sus ojos y pasa su brazo por sobre los hombros de Louis, el tacto se siente ran familiar, se siente tan correcto.

—Sí, estaba asustado porque hace unos años me pegué en la misma zona, fué un milagro que no me dañara la médula espinal— Louis suspira ante ese pensamiento, conocía a Harry y sabía que si hubiera perdido la movilidad en alguna parte de su cuerpo, hubiera caído en depresión.

—Estarás bien Hazz, lo sé— Harry se detiene y Louis también lo hace— ¿sucede algo?

—Me llamaste Hazz— murmura con suavidad y Louis abre sus ojos ante eso, joder, tenía que detenerse.

—Lo siento, pensé que sonaría lindo, lo lamento— el ojiverde se mantiene en silencio y no sabe de dónde sacó el valor para acercarse a abrazar a el ojiazul.

—No te disculpes, me hizo sentir como en casa, es lindo... Gracias— Louis suelta un suspiro y recarga su frente contra el pecho de Harry, cierra sus ojos y se da el pequeño lujo de volver a sentir su perfume, su esencia.

Miérda, lo extrañaba tanto.

Sí, lo tenía frente a él, pero era tan doloroso fingir que no lo conocía, era tan doloroso no poder alzarse en la punta de sus pies y besarlo a su antojo.

Era doloroso no poder ir de nuevo a su hogar y dormir con él.

Dolía no poder decirle que lo quería, dolía no poder decirle que había vuelto para quedarse, dolía no poder decirle que estaba enamorado.

Dolía demasiado.

Mistletoe |Larry Stylinson| [2]Where stories live. Discover now