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La lluvia caía empapando las ramas desnudas de los árboles y concentrándose sobre estas como pequeños diamantes antes de caer al suelo. El sonido le producía una sensación de relajación y ver a Yuuri, completamente dormido a su lado también ayudaba.
Sonreia estirando la mano para acariciar los oscuros mechones, el tiempo pasa rapido y hacía algun tiempo ya desde que ellos se encontraron por primera vez, todo su mundo se habia puesto patas arriba.
Se giró hacia la ventana para poder contemplar la lluvia caer.
Volvió a perderse en sus pensamientos mientras observaba como las gotas se concentraban en una rama como pequeñas y efímeras joyas que finalmente caían.
El día invitaba a quedarse en la cama y el se acomodó un poco pegando su espalda al chico que también le daba la espalda.
En un momento Yuuri se movio, Viktor miró sobre su hombro viendo la cicatrizz que tanto daño estaba haciendo al chico, era un tema delicado, el querer tratar de marcar a Yuuri... Viktor solo es capaz de sentirse completo cerca del nipón, solo es capaz de sentir ese cosquilleo calido a su lado y sinceramente hacia tiempo que no lo ocultaba, no queria hacerlo y Yuuri, aunque no lo expresaba verbalmente, tambien le buscaba.
Una suave sonrisa se esbozó en su rostro, se estiró un poco para luego besar perezoso el sensible lugar que el chico tanto trataba de ocultar, en seguida se vio estrechado entre los brazos del contrario.
- Yuuri - El nombrado le dejó un beso en la frente y se acurrucó enlazando sus piernas alrededor del ruso. Su olor hoy era un poco distinto al habitual, un poco mas intenso.
- Mmmh - La tranquilidad se respiraba en el ambiente, Viktor estaba cayendo en el sueño de nuevo, pero queria decirlo, era el momento. Podia oler como el celo de Yuuri estaba cercano y no queria verlo sufrir otra vez.
- Quiero marcarte - Depositó un beso en el poco trozo de piel nivea que el pijama de suave minky dejaba ver, su bonito pecho se habia crispado con solo mencionar el tema y la respiracion se habia agitó.
- Ya estoy marcado - Podia notar las manos del chico jugar en su espalda desnuda, tenia las manos ligeramente frias.
- Dejame intentarlo - El pulso acelerado en el pecho ajeno no conseguía asustarlo. Viktor cambio posiciones para poder arropar con su cuerpo al japones.
- Ya hemos hablado de esto antes - El destello de dolor en los preciosos ojos castaños que lo miraban no se hizo de esperar. Se sentía tranquilo cobijando al chico, lo amaba demasiado.
- Déjame intentarlo moya lyubov - El chico comenzó a dibujar su columna arrastrando ligeramente sus dedos fríos sin miedo por su piel, su piel se erizó en respuesta a tan agradable roce. Viktor pegó su nariz al cabello del otro disfrutando su característico olor, esas hormonas que lo tenían completamente encandilado, junto con ese chico que amaba profundamente.
- Prométeme que no te vas a enfadar después
- ¿Enfadarme porque?
- Cuando no suceda nada
- Te quiero - Yuuri frotó la punta de su nariz contra el pecho del otro y Viktor comenzó a dejar salir su propio olor para reconfortarlo - Te quiero y este estupidez no me hará cambiar de opinión
- mmhh... - El olor del joven se difuminó en el aire. Ya no le asustaba tanto esto, había aprendido a sobrellevar estas cosas. Yuuri tenía mucha inseguridad a la que no era capaz de enfrentarse. No lo iba a forzar a enfrentarse a eso. No ahora mismo al menos porque no sólo era cosa de estas pequeñas interacciones, también suele hacer pequeños comentarios llenos de veneno hacia si mismo, comentarios provocantes de esos ceses hormonales temporales. Alguna vez había tratado de comentarlo pero la respuesta era siempre que no tenía importancia, pero sus preciosos ojos castaños se aguan tratando de hablar de estas cosas y el solo puede hacer lo que estaba haciendo ahora mismo. Amarlo.
- Vitya - Poco a poco se abriría, poco a poco quitaría esa inseguridad, poco a poco le devolvería la confianza.
- ¿Mmm? - Pasó sus brazos bajo el chico para estrecharlo, lo amaba demasiado.
- Ojalá me puedas marcar - No le hacia falta levantar la vista, su voz había sonado entrecortada y ahora que tenía su cara pegada al pecho ajeno podía escuchar su corazón, bombear con rapidez, asustado.
- Yuuri, quiero que tengas claro que pase lo que pase, digan lo que digan, tú eres mi amor y estarás junto a mi tanto tiempo como tú desees. Esta es tu vida, tu casa - En medio del tenso momento el can pareció leer el ambiente y saltó a la cama encajando sus treinta kilos de can entre los cuerpos de ambos hombres - Makka es un alma libre pero si quieres será una custodia compartida perruna



Ganado MarcadoWhere stories live. Discover now