94. Él

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*N. OMNISCIENTE*

Después de que Draven haya ahorcado a Thalia, todo fue diferente. La vida de todos cambió.

Devon dejó a Keiler y rehízo su vida con Noah. Se casó con él y criaron a Thalia y a Zara juntos; solo hubo paz y tranquilidad. Mientras a Devon le iba bien, a Keiler le iba fatal.

El rubio se hizo responsable de Draven, sin embargo cada día se hacía más peligroso. En segundo de primaria, tuvo su primera pelea, él la ganó pero el niño terminó en el hospital. Después de eso, sus escuelas fueron cambiando año con año.

A los trece años de edad, Keiler tuvo que meter a Draven a un hospital psiquiátrico. Trataron de controlarlo, pero él sólo quería ver sufrir a la gente, a veces creía que tenía motivos y otras veces solo por aburrimiento. Lo diagnosticaron con el síndrome de Amok, aunque empezaron a considerar que también pudiera ser otra enfermedad.

El hospital estaba casi a las afueras de la ciudad, no era tan conocido ni famoso, pero si era bueno. Keiler optó por dejarlo ahí y desaparecer de la vida de su hijo y que Devon se hiciera cargo, a pesar de vivir a más de cien kilómetros lejos de Draven.

Todo parecía ir bien, el tratamiento, los calmantes, sin embargo, la que se encargaba de Draven, al año empezó a abusar de él junto con otros niños de catorce años. Igual por eso, no es tan famoso el hospital, las enfermeras también tenían problemas.

Devon trataba de ir siempre a verlo junto con Zara. Nunca fue fácil ver a su hijo tan callado, cerrado y sin ánimos de nada. Lo único que Draven quería era irse con su mamá, desde un principio eso quiso.

Pasaron los años y Draven seguía teniendo las visitas de su mamá y hermana, seguían abusando de él y su trastorno empeoraba. Cuando cumplió los diecisiete, los abusos pararon, la enfermera de cuarenta años se júbilo dejándolo en paz.

Al año hubo mejoría en Draven y le dieron el alta, todos estaban orgullosos de él de que ya iba a salir, más sin embargo no sabían porque la mejoría tan rápida en un año.

-¿Ya llevas todos tus calmantes? - le cuestiona la nueva enfermera que le tocó.

-Todos, Jess. - sonríe Draven.

Una sonrisa tan genuina que no pensarías que pudiera hacer algún mal.

-Me alegro tan de que vayas a salir. - lo abraza la enfermera Jess.

-Oh, y feliz navidad. - habla la recepcionista, Karen. - Tu mamá me dejó ésto para ti, me dijo que ya sabes manejarlo.

Un teléfono celular. Gracias a Zara, sabe al menos mandar un mensaje de texto. No es tan grande, pero al menos tiene para llamadas y mensajes.

-¿Saben que le pasó a Winifred? - pregunta Draven agarrando sus cosas que dejo su mamá.

Winifred es la enfermera que abuso de él por tres años.

-Ah si, se mudó a este pueblo que está a treinta minutos, ¿Cómo se llama Jess? - pregunta Karen.

-Dunkler Hain. - contesta la enfermera anotando el alta de Draven.

Si, Dunkler Hain, aquel pueblo que siempre ha escuchado Draven entre todas las enfermeras.

-Mira, esta es su dirección por si la quieres visitar. - le pasa un papel a el pelirrojo.

-Gracias, pero no creo ir a visitarla. - guarda el papel en su pantalón. - Hoy voy con mi mamá y mi hermana.

-Oh, pues me la saludas a la señora Becker. - dice Jess y él asiente.

Sale Draven del hospital y se sube a un taxi y en vez de decirle de ir al aeropuerto, le dice la dirección de Winifred. Algo que se le da bien a Draven es mentir y claro que él no va a poder dejar pasar ir a visitar a su enfermera favorita.

El Bosque del Silencio (+18) ||TERMINADA||Where stories live. Discover now