Capitulo 37

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Estaba sediento, necesitaba beber -Agua- El castaño lo escuchó sacando un contenedor de uno de los bolsos a los costados del mamífero acercándoselo -Gracias- tomó observando un poco el paisaje pero solo había arena y más arena, un paisaje nada emocionante -¿Cuánto tiempo nos tomará?

-Si seguimos sin parar aproximadamente cuatro días- faltaba mucho -¿Tienes hambre?- Asintió y Makoto hurgó en otra bolsa sacando algo que comer.

El viaje continuó sin ningún percance pues no hubo paradas como precaución si Rin los seguía hasta que finalmente visualizaron el reino natal del castaño.

Con expectativas ingresaron en la ciudad avanzando entre la multitud arribando a una gran puerta adornada por una rosa, llegaron al taller de la familia de Makoto -¡Makoto-san!- escuchó una voz que reconoció enseguida y después una voz femenina que llamaba al castaño por su nombre, eran Chigusa y Ai

Lento Nish se hincó para que ambos pudieran descender -¡Haru!- Kao apareció y en el momento que el moreno bajó del mamífero la rubia lo abrazó empezando a llorar, había estado tan preocupada y asustada que respiro por fin al verlo

-Kao- sonrió sintiendo como los demás se acercaban para unirse al abrazo mientras Makoto observaba como su madre caminaba hacia el

-Estaba tan preocupada- la mujer estrechó a su primogénito muy fuerte -Por un momento creí que no te volvería a ver

-Lo siento

Aun con la rubia sujeta a él notó y saludó a la castaña que compartía los mismos ojos que Makoto -Me alegra por fin conocerte y me alegra aún más que estés a salvo- era igual de amable que su hijo y detrás de ella notó a un hombre alto junto a dos jóvenes quienes se presentaron como el padre y hermanos de Makoto.

Después de esa bienvenida y asegurarse que todos estaban bien fue conducido a una de las recámaras del recinto separado del castaño, al parecer debía atender asuntos con sus progenitores. Tomó un baño que necesitaba con urgencia pues sentía los poros llenos de arena y al fin limpio se condujo en uno de los pasillos para tratar de encontrar a alguno de sus conocidos pero terminó en un jardín de flores sin toparse a nadie, observó atento todo el lugar y este era hermoso a decir verdad no había comparación al jardín que tenía Makoto pues este lo superaba con creces -Hola Haru.

Makoto se aproximó a él para quedar a su lado sin que el moreno quitara la vista de las flores blancas que tenía enfrente -Cuando llegue aquí creí que vería crisantemos por todas partes pero solo las hay aquí- en realidad pensó que el sello de su familia era la misma flor que usaba para identificar su taller pero se equivocó

-Lo se pero papá eligió una rosa.

La última vez que preguntó no recibió una respuesta y quizás este era el momento -¿Por qué elegiste un crisantemo?

Makoto hizo una mueca, al parecer no se sentía agusto al hablar de eso -Bueno...- se rascó la nuca pensando, realmente lo estaba pensando demasiado

-Makoto- lo llamó para que hablara de una vez por todas

-Es algo vergonzoso- vio como un sonrojo se formo en su rostro hincándose para tocar los pétalos de uno de los crisantemos plantados -Es una niñería- suspiró sabiendo que Haru no se detendría hasta saberlo -Bien, como te habrás dado cuenta Ren y Ran son mellizos- Haru asintió pues escucho de ellos mismos lo que afirmaba Makoto imitando su posición para escucharlo mejor -Mis padres no estaban preparados para tener dos bebés al mismo tiempo. Era demasiado trabajo, requerían muchos cuidados y tiempo. Cuando mis hermanos nacieron al ser yo el mayor me sentí desplazado porque necesitaban toda la atención de mis padres, me comencé a sentir solo y torpemente creí que ya no me querían pues había sido sustituido- escuchó un suspiro -En ese tiempo estaba practicando un bordado que mamá me enseñó pero cuando lo terminé y mostré esperaba que ellos estuvieran orgullosos de mí pero no hubo la reacción que yo deseaba, ese día Ren y Ran estaban irritados porque tenían cólicos y no dejaban de llorar por lo que mi esfuerzo no fue reconocido y torpemente explote reprochándoles. Salí corriendo de la habitación y termine aquí frente al jardín de crisantemos de mamá- el castaño sonrió ampliamente -Papá fue quien me encontró y consoló, señaló una de las flores diciendo: "Quiero que cuentes todos los pétalos de la flor"- mencionó tratando de imitar la voz de su padre pero salió más ronca causándole una risa -Intente contarlos, estuve contando los pétalos por dos semanas pero no tenía fin y solo llegue a contar ciento cincuenta porque cada día salían más y más que resultó imposible hacerlo- observando más a detalle la flor se dio cuenta de los diminutos pétalos que tenía -mi padre dijo que así como los pétalos del crisantemo que no se podían contar su amor que ellos tenían por mí tampoco y que cada día aumentaba más y más por esa razón esta flor es la elegida- Haru supo lo importante que era entonces -Representa tanto para mí- miró al moreno quien estaba atento a la flor frente a ellos -Eres al primero que le cuento esto

-¿Por qué?- era una historia que valía la pena ser contada

-Me avergüenzo porque era un niño celoso.

El moreno se puso de pie seguido de Makoto -Creo que todos estarían felices de saberlo y entenderían el porqué de tu obsesión con bordar cada pétalo a la perfección.

-No estoy obsesionado- se abalanzó hacia él con un puchero tomándolo de la cintura -Y lo pensaré- sonrió besándolo -Cambiando de tema hable con mis padres sobre nosotros y debemos ir mañana al palacio- Haru no esperaba que sería tan pronto el tener que visitar a los sultanes de ese reino -También les conté sobre el asunto de nuestra boda- Haru consideraba que ese si era un tema vergonzoso porque nunca creyó que estaría metido en algo así

-¿Está bien que alguien como yo se case contigo?

-Haru tu eres perfecto para mi- volvió a besarle mientras una rubia se acercaba en silencio a ellos -¿Yo soy bueno para ti?

-Si- murmuró rozando sus labios con Makoto

-Ah yo lo siento- Haru supó en el instante a quién pertenecía esa voz deshaciendo el beso que compartían

-Kao- llamó pero ella no espero -Debo hablar con ella- pues prometió contarle que cuando se enamorará se lo diría pero cómo sucedieron las cosas no hubo oportunidad

-Está bien, te espero aquí para ir a comer- el castaño sonrió no muy contento pero debía dejarlo ir

Al ser libre de los brazos de su prometido casi corrió por el camino donde se fue la chica visualizandola a unos cuantos pasos -Kao- Llamó nuevamente y esta vez sí se detuvo -Iba a decírtelo.

La joven negó -No te preocupes- se veían sus ojos rojos como si estuviera a punto de llorar -Lo entiendo, estoy bien solo fue la impresión- era un hecho que no solo era eso -No lo esperaba, solo necesito procesarlo pero estaré bien- el moreno no sabía qué hacer pero no intentaría consolarla porque eso podría darle una idea equívoca pues sabía que la chica aun sentía algo por él aunque ella lo negaba siempre -Makoto-san es la persona más afortunada del mundo ¿No es así?

-No, yo soy el afortunado- sonrió al igual que ella al escucharlo -debo volver con él- sin esperar réplica regreso por el pasillo hasta encontrarse con el castaño quien ahora estaba recostado en el pasto del jardín

-¿Cómo lo tomó?- preguntó sin abrir los ojos

-Estará bien

Ya no quería tocar ese tema por lo que era mejor dejarlo en el pasado -¿Tienes hambre?

-Si- de un movimiento el castaño se puso de pie tomándolo de la mano para ir al comedor.

CrisantemoWhere stories live. Discover now