Capítulo 15

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Como todas las veces en que se sintió frustrado y cansado buscó consuelo junto a los mamíferos que descansaba en el establo pues a pesar de ellos no poder hablar había formando un lazo especial, le brindaban paz y serenidad.

-¿Haru?- una vez más escuchó su nombre pero no se giraría hacia la persona a su espalda -Se que estás avergonzado por la forma en que Makoto-san lo contó y cómo reaccionamos al saberlo pero nos tomó por sorpresa- reconoció la voz de Kao escuchando cómo a paso lento se acercaba -admito que nosotros no tuvimos la mejor reacción y lo sentimos.

-Yo también lo siento- era Momo quien habló detrás de ellos -algunas veces hablo sin pensar.

Aun con esas palabras las lágrimas del moreno no cesaban -¿Puedo contarte una historia Haru?- mencionó la joven acomodándose junto a él y los camellos pero no recibió respuesta así que decidió por proseguir con la narración -Cuando tenía dieciséis mi madre consiguió un nuevo esposo, un nuevo padre para mi. El al principio era un ser muy amable y cariñoso pero por alguna razón después de un tiempo dejo de verme como su hija- la rubia suspiró profundamente al sentir que la voz se le iba -él comenzó a abusar de mi y cuando mamá lo descubrió me corrió de casa. Yo supliqué pero no había nada que pudiera hacerle entender que nunca lo provoque y que no era mi culpa.

La primera noche en la calle es difícil, el frío, los demás vagabundos y la oscuridad da realmente mucho miedo pero eventualmente te adaptas y encuentras la forma de sobrellevarlo.

Cuando recobre nuevamente la felicidad fue durante un festival del mercado principal, yo veía a los bailarines y torpemente los imitaba mientras comía algo que había preparado con frutas y hierbas que recolecte de las jardineras de la plaza pero tropecé cayendo de sentón, a pesar de que les estorbaba y me pisaban nadie se dignaba a auxiliarme pues qué más daba la vida de una sucia y apestosa vagabunda sin embargo él apareció tendiendome su mano para ayudarme a parar- Haru quien atentamente oía en silencio miró de reojo a Kao observando la fina sonrisa que se dibujó en sus labios al recordar.

Ese día en que Kao veía el festival, Makoto junto a Chigusa regresaban al taller después de visitar algunas tiendas de tela locales -¡Hay!- sintió como piso algo y este gritó por la agresión.

Miro al suelo dándose cuenta de su error -¡Ah!, ¡lo siento, lo siento, lo siento!- se disculpó en repetidas ocasiones tomando a la joven de la mano levantándola del piso

-no hay problema- miro extrañada la forma en que se desvivía por disculparse

-¡Tu comida!- el plato improvisado de hoja de un árbol yacía casi vacío, la mayoría término regado en el piso

-no importa puedo prepararla otra vez- aunque no estaba segura si podría conseguir los ingredientes en una segunda ocasión

El castaño levantó la hoja y sabiendo que no era nada higiénico tomo un poco de la porción que quedaba saboreándola -¿Tu lo hiciste?

-Si.

se sorprendió pues no esperaba que el sabor fuera bueno -Esta delicioso y es una coincidencia porque estaba buscando un cocinero o cocinera-

-¿Eh?- Chigusa vociferó ante tal resolución

-¿Te gustaría ser nuestra cocinera?.

-Makoto-san me pidió eso sin siquiera conocerme y a pesar de yo tampoco conocerlo había algo en el que me hizo confiar y aceptar su oferta- finalizó aun con una sonrisa él relató -lo que quiero que entiendas es que todos aquí tenemos un pasado- se giró para alcanzar la mano de Haru y tomarla -algunos lo tuvieron difícil y otros no tanto pero tu pasado no debe definir lo que eres en el presente y lo que quieres ser en el futuro, no permitas que eso arruine tu felicidad y los momentos increíbles que podemos pasar todos juntos. Después de todo ahora somos tu familia.

Kao tenía razón, debía atesorar lo dichoso que era en ese instante pero todavía sentía un poco de vergüenza por el que dirían los demás de él -¡Mi hermano y yo éramos ladrones!- ante el comentario de Momo la rubia comenzó a reír ya que siempre era tan inoportuno

-vámonos o los demás se preocuparán aún más- con el apoyo de ambos supo que era tiempo de enfrentarlos.

En el instante en que piso la entrada del salón Makoto corrió hacia él -¡Lo siento Haru-chan!- lo abrazo tan fuerte que por un instante sintió perder el aire -¡Lo siento muchísimo!- y el castaño comenzó a llorar.

-Esta bien, no pasa nada- no era muy bueno para consolar pero sintió pena por Makoto, de verdad parecía arrepentido por la fuerza con la que lo abrazaba y el llanto que no paraba

-ya regañe y golpee a Makoto por ser tan imprudente- sonrió Kisumi acercándose al espectáculo que era el castaño en ese momento -pues a pesar de haberte encontrado no tenía el derecho de contarnos esas cosas hasta que tu te sintieras cómodo para relatarnoslas.

-Haru-chan- volvió a gimotear

-Deja de llorar Makoto, todo está bien- acarició su cabello para hacerlo entender que le permitiera avanzar hacia donde estaban los demás esperando por ellos

-Haruka- no pudo evitar murmurar Chigusa al ver como tomaba asiento con el mayor aun abrazado a él

-desde mis seis hasta casi catorce años viví con un pedófilo- con algo de dificultad removió su brazalete para mostrar sus marcas -de mis catorce a quince años estuve en un prostíbulo y de mis quince a mis diecisiete me tuvo una ninfómana- se sintió cohibido ante la mirada atenta de todos -y ahora a mis casi dieciocho estoy muy feliz con mi nueva familia

CrisantemoKde žijí příběhy. Začni objevovat