03| Fotografías.

6.5K 335 163
                                    

Ps.

Contenido +18
⚠️

Alik Lébedev.

Le doy mis llaves al del parking y me adentro al restaurante, la de la entrada pregunta si tengo alguna reservación y le digo mi nombre. Inmediatamente me guían a una de las mesas más alejadas del restaurante pues pedí estricta privacidad.

Son las 19:30 exactamente, faltan 30 minutos para que mi acompañante llegue y espero que sea puntual, si no me iré y daré por perdido este negocio.

Mientras tanto pido una botella de vino blanco para la espera, reviso varias veces el teléfono y quedo con algunas mujeres para el fin de semana. Una orgía no me vendría mal.

Después de un rato diviso a dos figuras dirigirse hacia mi mesa y me pongo de pie para recibirlo.

—Buenas noches, señor Lébedev —estrecho su mano y me arrepiento de inmediato. Esta sudada.

—Buenas noches —respondo con desagrado.

Espero a que tome asiento para imitarlo, y también limpio mi mano con la servilleta.

—Pidamos —me ofrece agarrando la carta.

A veces me dan pena y por lo visto no han aprendido a negociar conmigo.

Nunca ceno en una cena de negocios, lo detesto. Si lo que quieres es cerrar un negocio, pues lo cierras en una oficina y ya está, no hay necesidad de hacer todo este circo.

—Vayamos al grano, Fournier —entrelazo mis dedos arriba de la mesa.

Se remueve y asiente dejando la carta aún lado.

—Me entere que estás en busca de un nuevo socio —me dice y se queda callado buscando mi afirmación, pero no llega—. Entonces, quiero que nos asociemos —continúa— vengo a proponértelo.

Termina de hablar y yo continuó detallándolo con la mirada, en completa serenidad. Se remueve incómodo en la silla y me muestra un intento de sonrisa, que resulta ser más bien una mueca.

—¿Por esto me hiciste venir desde Mónaco? —suelto con voz fría.

—Yo... pues esperaba que cerráramos el trato, y que mejor que hacerlo en persona —sonríe nervioso.

Por estas razones es que no me gustan las cenas de negocios, porque luego suponen cosas que no son, piensan que con una cena ya cerraron el trato. Lo siento por ellos, pero yo no me rebajo a eso.

—Ya tengo un socio en Francia, Fournier —reviso mi reloj. Cuanto antes me marche mejor —. Agradezco tu preocupación por mi empresa, pero no te incumbe.

Me pongo de pie y dejo unos cuantos euros para la botella de vino blanco que pedí.

—Si quieres nuestros servicios puedes llamar a la sede que tenemos aquí en Paris —observo cómo trata de aflojar el cuello de su corbata ansioso—. Es la única manera en la que te puedes involucrar. Provecho.

Salgo del restaurante y en seguida me dan mi Ferrari negro. Hago rugir el motor y en menos de nada ya estoy circulando por la ciudad.

Para, Fournier, asociarse con la empresa con mayor potencia en tecnología y seguridad claramente iba a hacer una gran oportunidad para aumentar su fortuna y eso lo sabe, y es por eso por lo que no se lo pensó dos veces para citarme en parís y proponerme la asociación. Pero como le dije, ya tengo un socio en Francia y por ahora mi objetivo es encontrar uno en Italia. Tengo que invadir Italia, así como lo hice con Mónaco y Francia.

Lienzo Ruso +18 © |Actualizándose lentamente|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora