14| Sin señales de vida.

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Este capítulo se lo dedicó a una lectora que apreció muchísimo. Es una de las lectoras que ha estado conmigo desde el comienzo; preciosa este cap es para ti por ser más fiel que los fieles, por esperarme aun así me tarde eternidades. Tqm. karidybi

PS.

Desaparece si es necesario, pero cuando regreses, regresa más perra que nunca.
~Dalila Cruz.🥀

Darihan R.

Escuchar: lo había hecho por mucho tiempo y ahora me había hartado de hacerlo.

Era necia, atrabancada, pero también era inteligente. Escuchar había tomado sus frutos después de todo.

Me sometí a los demás, hacia lo que me pedían... ellos ordenaban y yo obedecía.

Así eran las cosas, pero ahora yo daba una orden, ellos callaban y obedecían. Y no saben lo jodidamente bien que se siente.

Por qué ahora hago lo que se me venga en gana sin temerle a nadie. Puede venir el mismísimo diablo en persona y soy capaz de hasta invitarle una copa y hacérmelo amigo, pero temerle jamás.

Jamás le temeré a alguien, no otra vez, y por eso mismo le había pateado las pelotas a Alik Lébedev sin temer a la consecuencia que pudiese ocasionarme mi acción.

Alik Lébedev, se merecía ese maldito golpe en las pelotas... aún puedo ver su rostro lleno de rencor, su mirada llena de asco, pero lo que más me remueve la conciencia es la tristeza en el rostro de Veronika, las lágrimas desbordando de sus ojos, esas lágrimas de dolor que me hicieron recordar tanto..

Aprieto los dientes en un intento de contenerme.

—¿Me dirás que es lo que pasó, ya?

—Te dije que si querías venir conmigo no ibas a hablar en todo el camino, Chandler— lo miro de reojo— cállate o te bajo.

Siento que suspira y vuelvo a apretar mis manos al volante.

«Hoy es mi cumpleaños...»

Estaciono bajo el edificio de Chandler, intenta hablar pero lo corto con la mano. Me echa una última mirada antes de cerrar y no espero ni un segundo para arrancar del lugar.

Lo odio. Odio todo su ser... pero odio que lo deseo tanto como lo odio a todo él.

Recordar su cara llena de dolor me satisface, me satisface de tal manera que vuelvo una y otra vez a ese momento.

Una semana después.

—¿Qué me dices de este?

—No lo sé, elige cualquiera de los dos.— ruedo los ojos fastidiada. El trabajo está acabando conmigo.

—A ver, ¿Qué pasa?— deja el iPad en la mesa y se sienta frente a mi— ha pasado una semana y no me has contado nada de lo qué pasó esa noche.

Abro la boca para refutar, pero no me deja.

—Ah, ah, ah, no. Y no me vengas con que no sucedió nada. Yo mismo vi cómo le pateaste las bolas a ese hombre, además de que él asunto parece serio porque no se ha dejado ver en toda la semana y tú no quieres hablar del tema.

Ruedo los ojos. La verdad es que no quiero hablar de eso, porque de recordar me hierve la sangre.

Maldito idiota.

—Estaba molesta.

—¿Por lo de la plantada?— alza ambas cejas y yo asiento, una parte fue por eso.— vaya... por un momento creí que se había sobrepasado contigo.

Lienzo Ruso +18 © |Actualizándose lentamente|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora