20| ¡No pueden hacer eso!

4.3K 200 195
                                    

Ps.

Solo deja que el ritmo te acompañe, nena 🎶

Contenido +18
⚠️

Darihan R. 🥀

Cuál quiera que nos viera pensaría que estábamos en nuestra luna de miel, aunque lo más acertado de eso, era el sexo. El sexo únicamente.

Después de dos días de arduo trabajo convencí a mi jefe de disfrutar de todo este día, total solo quedaban dos días para volver y no sabía con certeza cuando regresaría, y si es que lo hacía, ya que por supuesto mi otro yo no quería regresar ni en esta vida, pero una parte de mi lo anhelaba.

Me costó horrores convencerlo, bueno, no tanto, la verdad es que lo disfrute, pero bueno después de dos largos días me permití relajarme, me dije a mi misma que no tenía que temer estando con él y no es que el me fundara alguna especie de confianza, pero al menos estaba segura de que el cuidaba su cuello y yo estaba con él, debía cuidar el mío.

Todo el tiempo estábamos rodeados de su gente, algunos estaban parados como palos sin moverse por más que el sol los dañara, mientras otros cuantos se hacían pasar por turistas; pero eso no le importo para hacer lo que había hecho.

—Oye —me quejo levantándome de la tumbona mirando a mi alrededor.

Claramente es imposible que no hayan visto u escuchado la nalgada tronada que me acababa de dar.

—¿Algún problema? —me sonríe de forma traviesa y casi puedo ver su mirada llena de perversión, pero me es imposible confirmarlo a través de los lentes.

¿Problema? Claro que hay un problema.

—Es un lugar público.

—¿Y el problema está en? —baja sus lentes esperando una respuesta y veo la diversión en ellos.

Están tan azules que me quedo embobada en ellos, de todo el tiempo que llevo conociéndolo, nunca le había visto los ojos de ese tono. Y me encanta.

Carraspeo esclareciéndome.

—El problema surge cuando sé que no podremos follar si no paras de hacer esto. — lo miro en advertencia al notar su mano acariciar mi pierna de arriba abajo.

—Sigo sin verle el problema —Se pone de pie y siento como se acomoda a la altura de mi espalda baja y comienza a masajear mis hombros, a tal punto que no puedo evitar que un jadeo de satisfacción salga de mis labios—. Seguro estarían satisfechos más que alarmados del espectáculo que les brindaríamos, ¿no lo crees?

—Mmmm —murmuró en un jadeo y lo único que escuchó de su parte es una risilla.

Dios, es tan placentero que lo único que quiero es que siga con esa tarea. No sabía lo tensa que estaba hasta este momento.

Continúa con los majes en mi espalda hasta llegar al inicio de mis short los cuales irrumpen en la tarea, o no, porque estruja mis nalgadas sin pudor. Siento como se inclina ligeramente sobre mi cuerpo hasta llegar a mi oído donde susurra desgarradoramente.

—¿Qué llevas?

—¿Ah?

—Debajo, ¿de qué color es tu ropa interior?

Un escalofrío de placer recorre mi columna y siento como poco a poco comienza a juntarse una tensión inexplicable en mi abdomen bajo.

—Las bragas, rojas —Jadeo mirándolo sobre mi hombro, aprovechó que se ha alejado para girarme y quedar boca arriba, obteniendo como recompensa un plano completo de él.

Lienzo Ruso +18 © |Actualizándose lentamente|Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu