𝙶𝚊𝚝𝚒𝚝𝚘 🦋 𝚌𝚑𝚊𝚗𝚑𝚘

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No le comenté nada a Hwang sobre lo sucedido con el creador hace unos días atrás porque no quiero que se niegue pues al final de cuentas, todos aquí servimos solamente para atender y satisfacer las necesidades de los clientes y la única diferencia será que debo hacerlo lo mejor posible para evitar que mi mejor amigo vaya a prisión.

Caminé a paso lento por la primera planta del lujoso edificio de altas paredes que se encuentra en una de las ciudades más concurridas y adineradas del país; miré hacia los hombres que guiaban a los acompañantes con correas atadas a sus cuellos y algunos otros se encuentran arrodillados a los pies de sus clientes.

Cada una de las personas que se encuentran en este lugar tienen una cara de completa alegría y son felices porque están haciendo lo que realmente desean hacer y no por obligación; sin importar el rol que están llevando a cabo, sus rostros están brillando de satisfacción y deseo.

—¿Qué haces aquí? — preguntó el barman tras encontrarse con mi mirada. —¿No deberías de estar trabajando?

Suspiré con pesadez. —Debería, pero no puedo.

—¿Por qué no?

—El creador me ha dejado a cargo un importante hombre de negocios que requiere de mis servicios. El único objetivo que tengo es satisfacerlo al máximo hasta dejarlo seco de por vida— solté con ironía.

—Know, podrás lograrlo— me aseguró —, eres uno de los mejores en este lugar, ¿por qué la cara larga? ¿No te agrada el hombre porque es pelón?

Solté una risita. —No es eso. Es que... no me siento del todo cómodo ya que tengo más presión sobre mis hombros.

—Lo harás bien— sonrió.

—Eso espero— murmuré.

—¡Know! — gritó el creador desde el otro lado de la habitación —¡Ven acá!

—Nos veremos después— me despedí del barman y caminé hacia el creador.

—¿Sucede algo, señor?

—Tendrás que atender a un cliente importante esta noche— me informó —. Es un chico adinerado que ha sido traído casi a rastras por sus amigos. Ellos han pedido al mejor hombre que tengo y... ¡Ese eres tú! — soltó con felicidad. —Vamos, prepárate que no hay tiempo que perder. Habitación cuarenta y dos— me entregó la llave. —Haz tu mejor trabajo.

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Tras firmar el acuerdo de confidencialidad y algunos otros papeles que ya han sido firmados por mi cliente, me encaminé hacia la lujosa habitación en donde me espera el hombre que ha sido traído casi a la fuerza por sus amigos que desean darle un regalo inolvidable.

Sinceramente, no sé qué clase de persona me espera del otro lado de la puerta, pero en este trabajo he aprendido a que no se deben juzgar a las personas por su físico ya que lo que importa son sus habilidades.

Entré a la habitación y tras cerrar la puerta con seguro, me giré hacia el hombre que se encuentra de espaldas a mí; el pelinegro se encuentra viendo por el ventanal una gran parte de la ciudad que se extiende bajo sus pies. No puedo negar que su porte es atractivo y sus anchos hombros me hacen sentir un ligero deseo de tocarlo.

Me aclaré la garganta para dejarle en claro que su acompañante ha llegado y el tiempo ha comenzado a correr; al parecer, sus amigos me han contratado por dos horas y no sé exactamente cuáles son sus preferencias dado que no me ha sido entregada esa información ya que el cliente no dijo nada al respecto.

El hombre se giró y me quedé paralizado tras encontrarme con su belleza que me ha dado una bofetada. Es muy hermoso. Él está vistiendo un traje negro y camisa blanca; el botón de arriba estaba abierto mostrando su blanquecino pecho que me hace agua la boca.