Con A de Asher [COMPLETA]

Capítulo 38 | Boda

Abatida, derrotada y terriblemente confundida. Así me siento después de mi inesperado encuentro sexual con Kan. Los días siguientes al acontecimiento me los paso evitándole y tratando de recomponerme un poco. Si él va por el pasillo derecho, yo me paso al izquierdo, y si él entra en un despacho, yo avanzo hasta el próximo. Y así una y otra vez.

Fue una estupidez acostarnos, una gran e inmensa estupidez, aunque siento que en ese momento lo necesitaba. Necesitaba sentirme querida y no como un vulgar perro abandonado. Porque sí, quizás nunca debí bajar la guardia con Kan, pero Asher me empujó a hacerlo, en cierto modo.

Me dejó tirada en aquella calle oscura con un hombre prácticamente muerto en el suelo y se escabulló hacia alguna parte que nunca me dijo.

Aún no puedo recordarlo sin sentir un gélido escalofrío recorrerme el cuerpo.

Y a pesar de eso, a pesar de sentirme como un pobre objeto olvidado, le llamé, una y otra vez, sin tener respuesta alguna por su parte.

¿Y me lo merecía? No, por supuesto que no.

Así que supongo que los sentimientos me controlaron y acabé teniendo sexo sucio y vacío con Kan. La desesperación te impulsa a hacer cosas estúpidas. Y cuando te sientes solo, haces lo que sea por recibir amor.

Cuando vislumbré la llamada perdida de Asher, pensé que quizás aún quedaba algo de esperanza para nosotros. Pero tan rápido como la idea me vino a la mente, se desvaneció. Le devolví la llamada, pero esta vez ni siquiera sonaba el tono de llamada. Lo intenté varias veces, pero no obtuve éxito alguno.

Miro el reloj de pulsera y descubro que apenas queda una hora escasa para la boda de Paolo. No tengo ganas de asistir a la celebración, pero tengo que hacerlo por él. De manera que me obligo a enfundirme en un vestido color champán y a maquillarme de la mejor manera posible. Aunque algo me dice que esta vez necesitaré algo más que un retoque de maquillaje para verme bien. Quizás algo más como un milagro. Un gran milagro.

—¿Lista? —pregunta Roxy con una amplia sonrisa desde el marco de la puerta de mi habitación. Va preciosa con su vestido celeste y sus rizos pelirrojos ondeando al viento.

—Lista —respondo devolviéndole la sonrisa, aunque resulta ser un poco más forzada que la suya.

En un abrir y cerrar de ojos, llegamos al palacete donde va a tener lugar la boda. Los jardines que lo rodean son espectaculares, dignos de un diseñador tan famoso como Paolo. Es como si el lugar hubiese sido creado especialmente para él.

Inhalo y exhalo aire lentamente y me dirijo junto a mi hermana a uno de los asientos libres y perfectamente decorados para la ocasión. El inicio de la primavera también acompaña el ambiente relajado y jovial que envuelve a la boda de ensueño de mi mejor amigo.