Capítulo 21 | Bad news is coming

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—¿Dónde mierda estabas, Jess? ¡He estado muy preocupada por ti! Incluso he levantado a todo el vecindario a las siete de la mañana con un megáfono para que me ayudaran a buscarte —explica jalándose de los pelos y mirándome como una completa lunática

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—¿Dónde mierda estabas, Jess? ¡He estado muy preocupada por ti! Incluso he levantado a todo el vecindario a las siete de la mañana con un megáfono para que me ayudaran a buscarte —explica jalándose de los pelos y mirándome como una completa lunática.

—El trabajo con Paolo se alargó más de lo que esperaba y me quedé a dormir en su casa. Lo siento, se me olvidó avisarte —miento intentando sonar convincente.

—¿Lo siento? ¡¿Lo siento?! ¿Sabes que no he pegado ojo en toda la noche por tu culpa? Nunca habías hecho algo así. Mierda.

Un sepulcral silencio inundó la sala y ambas nos miramos extrañadas durante unos segundos como si nos hubiésemos invertido los papeles, como si nos encontrásemos en un universo paralelo en el que yo era la hermana rebelde y ella la hermana responsable. La verdad es que normalmente soy yo quien le da estas reprimendas a Roxy, y no al revés.

—Perdóname. Te lo compensaré, te lo prometo.

Roxy me observa pensativa como si estuviese decidiendo qué castigo imponerme, hasta que finalmente suelta una risotada.

¿De qué demonios se ríe ahora? Creo que debo plantearme seriamente el llevarla a un psiquiatra.

—¿Sabes qué es lo peor de todo? Que el idiota del señor Padwell casi me golpea con una zapatilla cuando le desperté de madrugada con el megáfono. Tuve que correr calle arriba para que no me alcanzara —me cuenta entre risas.

Y yo no puedo evitar reírme también. El señor Padwell siendo tan señor Padwell. Ese viejo pervertido y gruñón no cambiará nunca.

Me acerco a mi hermana y le doy un abrazo que ella me devuelve de manera asfixiante.

—Creí que te habían raptado y que no volvería a verte nunca más —masculla mi desquiciada hermana apretándome contra ella y soltando un río de lágrimas.

Nota mental: Llamar al psiquiatra urgentemente.

—No te librarás de mí tan fácilmente, hermanita —contesto secándole el rastro de lágrimas que había dejado sobre su pecoso rostro.

Ella me dedica una pequeña sonrisa y vuelve a abrazarme, pero esta vez sin tanta intensidad. Gracias a Dios.

Mientras Roxy se aferra a mí como si fuera uno de esos animales perezosos, mi móvil comienza a vibrar en el bolsillo trasero de mi pantalón, rompiendo la conmovedora escena entre hermanas.

—¿Quién te escribe? —pregunta despegándose de mí y alzando ambas cejas con curiosidad.

Vislumbro la pantalla del smartphone y la cubro con mi mano en seguida, rezando porque Roxy no se haya dado cuenta del remitente del mensaje: Asher.

Me excuso con ella y subo rápidamente a mi habitación a leer el WhatsApp. Noto como mis pulsaciones empiezan a descontrolarse al leer el mensaje.

Con A de Asher [COMPLETA]Where stories live. Discover now