Capítulo 34 | Chicken and waffles

2.3K 348 38
                                    

Usar la parte trasera de mi escarabajo como un probador definitivamente no ha sido una buena idea

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Usar la parte trasera de mi escarabajo como un probador definitivamente no ha sido una buena idea. Al intentar meterme en el precioso vestido rojo que me ha regalado Asher, casi consigo romper la ventanilla. El sonido del golpe de mi pierna contra el cristal es tan potente que puedo notar como el coche se balancea levemente.

Genial. Ni vestirte sabes ya, Jessy.

—¿Necesitas ayuda? —la voz ronca de Asher detiene mis torpes movimientos.

Alzo la cabeza y mis ojos se clavan en la ventanilla por la que Asher me observa con una expresión confusa.

—¡No! —grito intentando guardar la compostura—. ¡Vete, ahora salgo!

Asher eleva ligeramente su comisura derecha formando una sonrisa de medio lado y desaparece de mi campo de visión.

—Jessy, concéntrate, no es tan difícil —me digo a mí misma, tomando una bocanada de aire para luego soltarlo muy lento.

Después de unos minutos luchando contra aquel trozo de tela roja, consigo embutirme dentro del vestido. Por fin.

Abro la puerta y salgo victoriosa del coche, aunque lo que vislumbro ante mí me hace volver a perder la poca cordura que me queda. Asher también se está cambiando de atuendo, por lo que se deshace de su camiseta de manga corta para sustituirla por una camisa blanca mucho más elegante.

El problema es que yo capto el momento exacto en el que su torso está totalmente desprovisto de ropa, y puedo admirar los increíbles abdominales que lo decoran. Como si fuera un acto reflejo, me muerdo el labio inferior y noto como un cosquilleo me recorre el cuerpo.

Asher se da cuenta de mi reacción y esboza una sonrisa maliciosa antes de colocarse la camisa poco a poco, torturándome.

—Si quieres podemos dejar lo del restaurante para otro día —dice con una sonrisa de superioridad estampada en la cara.

Ni siquiera se como responder a eso, aunque parece que mis rosadas mejillas hablan por sí solas. Trago saliva al percatarme de que Asher se dirige a mi posición.

—Es broma —advierte en un sensual guiño de ojos.

Atrapa mi mano con la suya y ponemos rumbo al restaurante elegido por Asher. Cuando llegamos, el encargado de llevarnos a nuestros asientos nos mira con expresión resignada.

—Buenos días. ¿Tienen reserva?

El anciano de pelo gris y uniforme impecable me repasa con la mirada de arriba a abajo, adoptando una postura demasiado altiva para mi gusto. Toma como punto de partida mi cabello rebelde, pasando por mi arrugado pero elegante vestido rojo y terminando en mis botas negras de cordones.

Con A de Asher [COMPLETA]Where stories live. Discover now