Capítulo 39 | Colapso

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¿Hermano?

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¿Hermano?

¿Ha dicho hermano?

Mi corazón interrumpe sus latidos por unos segundos y vuelve a funcionar a una velocidad anormal. Es como si todo a mi alrededor hubiera quedado pausado, inmóvil, inerte.

Cuando vuelvo a la realidad, me doy cuenta de que los de seguridad ya se han llevado a Asher fuera del recinto, y mis pies, como si tuvieran vida propia, corren en su dirección.

—¡¡¡Asher!!! —grito con todas las fuerzas que me quedan. Veo como se detiene, pero por alguna razón, sigue caminando, fingiendo no haber escuchado mi voz pronunciar su nombre.

Doy una carrera hasta él y le agarro del brazo como si fuese lo único que me anclase a la tierra y evitara que cayese al vacío.

Su cabeza se gira en mi dirección y puedo ver como sus ojos rojos e irritados me observan con furia. Nunca antes me había mirado de esa manera; como si quisiera desaparecerme de su lado, como si no existiera más que odio dentro de él. Odio hacia mí.

—¡¿Qué mierda quieres, Jess?! —ruge con tanta ferocidad que me inmoviliza.

Por un momento me quedo totalmente en blanco y se me olvida todo lo que mi mente tenía preparado para decirle.

Al ver que no reacciono, Asher inspira y suelta lentamente una gran cantidad de aire contenido en sus pulmones.

—Sube —ordena señalándome su coche con un movimiento de cabeza.

Mi cuerpo obedece su orden y se acomoda en el asiento del copiloto. Las manos comienzan a temblarme y un grueso nudo se instala en la boca de mi estómago. Tengo la garganta tan seca que hasta el paso de mi propia saliva me causa dolor.

Asher me acompaña y se sienta en el lado del conductor, pero mantiene su cabeza al frente, erguida y firme. Agarra con fuerza el volante y clava sus uñas en él antes de hablar.

—¿Ha pasado algo entre vosotros? —su voz es tan áspera que consigue crear una tensión dolorosa en el ambiente.

Su mandíbula está completamente apretada y las venas de sus brazos resaltan azules en su blanca piel. Le observo detenidamente y me doy cuenta de que su aspecto es deplorable; ha perdido al menos la mitad de su peso y su pelo ha perdido el brillo que solía tener. Un angustioso y desolador sentimiento de culpa se asienta dentro de mí al percatarme de su estado, y me obligo a reprimir las arcadas que nacen en mi garganta.

—Puedo explicártelo. Tú... tú me abandonaste aquella noche —mis ojos comienzan a llenarse de lágrimas—. No tuve noticias de ti, ni siquiera me respondías a los men...

—Mi hermana ha muerto.

¿Qué?

—¿Qué?

—Que mi hermana ha muerto. Se ha cortado las venas en el puto psiquiátrico porque no podía soportar la agonía de seguir viviendo. Una agonía que le ha provocado el maldito cabrón al que golpee aquella noche. De lo único que me arrepiento es de no haberle matado cuando pude —sus uñas se clavan con más intensidad en el cuero del volante y creo ver un hilo de sangre emanar de ellas—. Y ahora, Jess, ¿entiendes por qué mierda no te contacté?

Con A de Asher [COMPLETA]Where stories live. Discover now