Capítulo 19 | Modelaje

4.6K 545 179
                                    

Conforme pasan las semanas me deprimo más y más

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Conforme pasan las semanas me deprimo más y más. He llegado al punto en el que me paso días enteros tumbada en el sofá, viendo películas tristes en blanco y negro y acompañada por una gran tarrina de helado de chocolate. A dramática no me gana nadie.

La verdad es que tengo bastantes motivos para hacerlo; en primer lugar, no tengo empleo, y el banco no para de enviarme notificaciones para avisarme de que me estoy retrasando en los pagos. Apenas he conseguido dos o tres alumnos a los que les doy clase un par de veces por semana, pero no es suficiente para cubrir mis facturas.

Y por otro lado está ese asunto con Asher. Mi corazón se rompió aquella noche en mil pedazos, y cada día que pasa me arrepiento de haberle dejado marchar. Mi madre solía decirme que hacer lo correcto siempre es lo más difícil. Y qué razón tenía.

Lo único que logra paliarme el dolor enfermizo que alberga mi pequeño y delgado cuerpo es la presencia de Nevado. Cada noche se enrosca entre mis pies y me hace compañía en el sofá mientras yo hago zapping intentando encontrar una buena película en Netflix. Sin embargo, sus ojos son de un azul tan claro que a veces cuando se gira para mirarme creo que son los ojos de Asher los que me observan.

Hoy he optado por buscar trabajo en el periódico local, ya que por internet es imposible. Mando curriculums por doquier pero las empresas ni se molestan en contestarme. Agradezco que el cielo esté enterrado en nubes y con apariencia de tormenta. Al menos el mundo parece acompañarme en mi tragedia. ¿Porque qué es la vida, sino una tragedia? Como bien decía Audrey Hepburn: La vida es dura, al final te mata.

Permanezco sentada en la silla del comedor repasando por tercera vez el periódico en busca de algún trabajo disponible. Mi apariencia es particularmente horrible; mi cara está más pálida que la de un fantasma, grandes ojeras me rodean las cuencas de los ojos, tengo el pelo recogido en un moño al estilo de la señorita Trunchbull en Matilda y llevo puesto un pijama de la era de los dinosaurios.

Cuando me dispongo a releer la sección de empleo por cuarta vez, el sonido del timbre me taladra la cabeza. Me calzo mis zapatillas, voy directa a la puerta, y cuando la abro, casi me da un infarto.

—¿Qué haces tú aquí?

—Vengo a recogerte para ir a la sesión de fotos.

Asher me escanea con la mirada y esboza una sonrisa divertida de medio lado, logrando que un sentimiento de vergüenza absoluta se apodere de mí.

Estupendo, ahora también le hacen gracia mis pintas.

—¿De qué demonios me estás hablando?

Ahora mismo mi cabeza va más lenta que la de Homer Simpson.

—¿No piensas invitarme a pasar? —su tono de voz hace que me devore un escalofrío.

Con A de Asher [COMPLETA]Where stories live. Discover now