Capítulo 14 | Pulsera

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Las puertas del Marymount se abren y la gente no tarda en entrar y en posicionarse en lugares estratégicos; algunos se acomodan junto a la barra de bebidas, otros pasan a las cabinas de juegos destinadas a recaudar dinero y otros simplemente charl...

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Las puertas del Marymount se abren y la gente no tarda en entrar y en posicionarse en lugares estratégicos; algunos se acomodan junto a la barra de bebidas, otros pasan a las cabinas de juegos destinadas a recaudar dinero y otros simplemente charlan en el centro del festejo.

Cada vez que vislumbro mi antiguo colegio me impresiona más, deben de invertir una fortuna en mejorarlo cada año. El espacio que nos rodea desprende un aire señorial, y el dinero que poseen aquellas personas puede olerse desde lejos. El área donde se celebra el evento está decorada para alegrar la vista de quien lo mira, pero sobretodo, para dejar clara una cosa: Estáis invirtiendo bien vuestro dinero.

Las luces colgadas como farolillos desde el edificio hasta la muralla que lo separa del exterior le dan un aire sofisticado y hogareño al acontecimiento, por no hablar de los jardines interminables y del color verde intenso que poseen; casi te entran ganas de lanzarte y rodar sobre él.

Allí puedes encontrarte con las personalidades más destacadas del país, desde políticos acompañados con sus jovencísimas esposas hasta cantantes muy cotizados y reconocidos mundialmente. Y luego estamos ese 1% de personas que vivimos para pagar el privilegiado colegio y permitir que alguien de la familia tenga un buen futuro.

La amabilidad con la que son tratadas esas personas por los miembros de la institución del Marymount es abrumadora, casi repulsiva. No les importa si eres buena persona o tienes valores, solo les importa el tamaño de tu cartera.

Al perro que tiene dinero se le llama señor perro.

—Bueno, yo me voy a saludar a mi futuro novio —apunta Roxy con un palpitante brillo en los ojos.

Sigo a mi hermana con la mirada y observo que va a directa hacia Asher, como un dardo a toda velocidad dispuesto a impactar en el centro diana. La pregunta es, ¿lo conseguirá?

Asher ya se encuentra rodeado de una multitud de chicas que parecen tan emocionadas como enamoradas, pero Roxy consigue hacerse un hueco y pasar a través de ellas. Mi hermana le abraza con efusividad y casi consigue tirarle hacia atrás, pero Asher logra mantenerse en su posición. Roxy se despega de él, y cuando Asher la ve, parece centrar su vista en el infinito y barrer el lugar con la mirada.

¿Qué estará buscando? O... ¿a quién?

Sus ojos se encuentran de forma inevitable con los míos, y tras sostenerme la mirada por unos instantes, frunce el ceño y la desvía de forma hostil hacia el suelo, como si el verme le hubiese traído malos recuerdos.

—¿Quieres jugar? —me dice un chico a mi espalda. Me giro y veo que estoy justo a unos centímetros de una de las cabinas destinadas a recaudar todo el dinero posible para ayudar a combatir las enfermedades infantiles en Los Ángeles.

El chico que regenta aquel juego me suena mucho, tanto que creo saber quién es. Entorno un poco los ojos y una bombillita amarilla aparece justo encima de mi cabeza. Aquel adolescente es Owen, del que todos se reían por padecer síndrome de down y al que Asher decidió proteger.

Con A de Asher [COMPLETA]Where stories live. Discover now