Capítulo 5 | Cuerpo perfecto

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Sus labios se unen a los míos en perfecta sintonía y me tomo mi tiempo para saborearlos

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Sus labios se unen a los míos en perfecta sintonía y me tomo mi tiempo para saborearlos. En un impulso, y seguramente alentada por el alcohol, envuelvo con mis manos su nuca y le atraigo hacia mí. Asher introduce su cálida y deliciosa lengua en mi boca y reprimo un gemido. Posa ambas manos en mis caderas y me pega a su cuerpo, pudiendo notar un gran abultamiento debajo de su pantalón. Se que lo ha hecho a propósito para que sienta su excitación, para que sea consciente del deseo que comienza a formarse en su entrepierna. Asher continúa besándome como si fuera una presa que acaba de cazar; salvaje, alocado y tremendamente feroz.

El sonido de mi teléfono móvil interrumpe nuestro momento íntimo y me veo en la obligación de separarme de él. Nunca en mi vida he hecho nada que excediese los límites, que alterara el orden natural de las cosas, y aquí estoy ahora, enrollándome en un sucio callejón con un adolescente que acabo de conocer. ¿En quién me he convertido?

–Asher, para, por favor –susurro apartándole de mí con ambos brazos, intentando regularizar mi pulso.

–¿Qué pasa? –me mira contrariado, como si no entendiese nada en absoluto.

–Esto –digo señalándonos a ambos –, no puede suceder.

–¿Por qué, Jess? ¿Por qué no dejas de pensar en lo políticamente correcto y te dejas llevar por una maldita vez en tu vida?

Sus palabras me dejan estupefacta y consiguen que abra mucho los ojos, enfadada.

–Tú no me conoces –bajo la mirada al suelo y cruzo los brazos a la altura de mi pecho.

Asher posa su mano en mi rostro, me rodea la barbilla y me la levanta, consiguiendo que alce la mirada hasta acabar clavada en sus profundos ojos color cielo.

–¿Crees que no he visto como te comportas? Tu expresión corporal está pidiendo ayuda a gritos.

Su intensa mirada provoca que mi cuerpo tirite y no puedo evitar preguntarme si tiene razón. ¿Necesito realmente una vía de escape? Sea lo que fuera, no voy a dejar que un chico de diecisiete años me de lecciones de moral.

–¿Ah, sí? Y tú que crees saberlo todo, ¿cómo piensas que debería comportarme? –pregunto y se le forma una sonrisa de superioridad en el rostro.

–Voy a decirte algo, Jess. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos.

La confunsión y la sorpresa se reflejan en mis ojos.

–Es del gran Charles Bukowski. Mi alma atormentada no es tan excepcional como para producir tales argumentos irrefutables –afirma esbozando una sonrisa que le marca los hoyuelos.

–¿Dónde has estado todo este tiempo? –pronuncio en voz alta mis pensamientos y me llevo una mano a la boca de inmediato.

–En tus sueños –afirma y ambos nos echamos a reír.

Con A de Asher [COMPLETA]Where stories live. Discover now