Capítulo 30 | Una ventana a la muerte

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El trayecto de Utah a Los Ángeles se nos hace más pesado que de costumbre y Roxy acaba durmiéndose en mi hombro durante el vuelo

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El trayecto de Utah a Los Ángeles se nos hace más pesado que de costumbre y Roxy acaba durmiéndose en mi hombro durante el vuelo. Casi pude sentir sus babas caer y manchar mi nuevo jersey color menta regalo de Santa Claus. 

Lo positivo es que las Navidades han pasado más rápido de lo que me esperaba y ya estoy de nuevo en casa, y lo negativo es que Asher y yo apenas nos hemos mensajeado desde que me fui. Mi cabeza me dice que es normal, que después de lo que le pasó a su padrastro necesita espacio y que seguramente está ocupado consolando a su madre, pero también hay algo oscuro muy dentro de mí que me dice que ya se ha olvidado de mi existencia.

Tumbo mi pesada y desgastada maleta sobre la cama y comienzo a deshacerla con cuidado. A pesar de que se está reproduciendo mi lista de Spotify en el móvil, un sonoro ruido consigue que centre toda mi atención en la ventana. Al hacerlo, vislumbro una piedra impactar contra el cristal.

¿Qué demonios...?

Me asomo hacia el jardín y compruebo que es Asher quien está golpeando mi ventana con todo lo que encuentra a su paso.

–¿Sabes que existen las puertas, verdad? Justo ahí tienes una –le advierto señalando la entrada de casa.

Asher esboza una sonrisa de superioridad y me doy cuenta de que él sabe algo que yo no.

–Ya se donde está la puerta, no soy un neardental. Lo que no se es cómo va a reaccionar tu hermana cuando sepa que vengo a verte a ti.

El corazón se me detiene por unos segundos al oír su respuesta y una sonrisa involuntaria se dibuja en mi cara.

–¿Q-qué quieres? –titubeo.

–Es una sorpresa –afirma con una sonrisa retadora–. Estaré esperando en el coche, no tardes, chica rebelde –dice y me guiña un ojo.

Cierro la ventana y noto como el palpitar frenético de mi corazón se apodera de todo mi cuerpo. Estoy tan nerviosa que incluso me sudan las manos. Me dirijo hacia el armario y opto por usar un vestido azul de vuelo que me llega por encima de las rodillas y unas deportivas blancas con un poco de plataforma para disimular mi altura. A pesar de estar en febrero, hace bastante calor en Los Ángeles.

Bajo de manera sigilosa y cierro la puerta lo más despacio que puedo para evitar que Roxy se de cuenta de mi pequeña escapada. Antes de irme he ido a verla a su habitación y me la he encontrado durmiendo. Espero que no se despierte pronto.

Camino al punto de encuentro y vislumbro a Asher, al que casi confundo con un modelo de revista. Lleva unas gafas de sol negras y está apoyado contra su coche mientras se fuma un cigarrillo. La camisa azul cielo de botones que tiene puesta realza sus músculos y el pantalón negro que la acompaña le queda como un guante. Aunque a decir verdad, con ese cuerpo es difícil que algo le quede mal. 

La forma en la que expulsa el aire contaminado por el tabaco es casi celestial. Creo que si pones a alguien así como imagen de una marca de cigarrillos, hasta podría convencerte de que fumar es bueno para la salud. Hay personas que tienen una seguridad en sí mismas tan aplastante que pueden convencerte de que lo que les de la gana.

Con A de Asher [COMPLETA]Where stories live. Discover now