27. Asalto inesperado

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—Esto grave, muy grave —susurró James, embargado por una seria expresión—

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—Esto grave, muy grave —susurró James, embargado por una seria expresión—. ¿Qué tanto alteraste el tiempo?

—Solo unas pocas veces... —respondió Ada, pero el ceño poco convencido de Mago Universal la inquietó—. Está bien, lo estropeé más de diez veces.

—¡¿Más de diez?!

—Bueno, por ahí pasó la cuenta.

—¡Ada!

—Lo siento, ¿sí? No creí que fuera tan grave hasta que lo fui aprendiendo conforme viajaba.

—Lo es si tenemos en cuenta las condiciones actuales de la estructura del tiempo. —Exhaló en busca de calma—. ¿Tienes idea de por qué es tan importante que el tiempo no sea alterado?

—En realidad, creo que nos concentramos en los prófugos y te saltaste ese punto cuando me aceptaste en el equipo.

Mago suspiró en un intento por contener la desesperación que la situación le generaba. Extendió sus manos, y por el poder del Ojo Universal, una proyección mágica del universo se prolongó por el cuarto. Para James fue más alarmante de lo que creyó.

—Dios, no... —Retrocedió, anonadado.

Furiosas grietas de oscuridad atravesaban el azul en el mapa. Eran más de las que podía contar, a tal punto que habían destruido la mayor parte del tejido del tiempo.

—¿Qué significa esto?

—Significa que estamos perdiendo —reconoció por lo bajo—. El tiempo es la prisión que mantiene a Máximo en su condena perpetua en la Dimensión Oscura. Con Victoria estuvimos corrigiendo tantas alteraciones como pudimos durante estos meses, pero me temo que ahora el tiempo está más estrofiado que al principio.

—Esto es mi culpa —murmuró con decepción—. Yo misma le abrí las puertas a Máximo con mi ignorancia y mis decisiones imprudentes. James, yo...

—No negaré que eres responsable de esto, pero aún no está todo perdido —intentó calmarla. Ada mantuvo su vista puesta en el suelo—. Tenemos el Darkrom en nuestro poder y los libros de Salomón para desvelar sus misterios. Aún hay esperanza.

—¿Cómo lo arreglo? —preguntó de vuelta, decidida.

—Creo que lo más sensato será que esta vez te mantengas al margen de esto. —Caminó a la salida—. Debo buscar a Victoria.

—James, no te atrevas a dejarme fuera de esto. ¡Yo lo causé! Debo ser yo misma quien lo arregle. Es la única forma de remediar mis errores.

—Ada, por favor, ya hiciste suficiente —pidió, encarecido—. Permíteme arreglarlo a mí con cautela y prudencia. —Dio media vuelta.

—Espera, aún hay algo más que debo confesarte —lo interrumpió de nuevo.

Mago exhaló, llevado por la frustración.

Mago Universal: Encrucijada temporalWhere stories live. Discover now